Jimena de la Frontera

A medio camino entre los picos de la Serranía de Ronda y las playas del Campo de Gibraltar, la localidad de Jimena de la Frontera es uno de esos lugares a los que pocos viajeros pueden resistirse desde el momento en el que lo visitan. Este pueblo gaditano está repleto de tradiciones y costumbres que experimentar, rincones monumentales que conocer y, por supuesto, espacios naturales que no hay que perderse siempre que se tenga la oportunidad. De esta forma, la ciudad es un destino perfecto para familias o parejas que buscan un lugar en el que la oferta turística sea de alto nivel en todos los sentidos.

Explorar el patrimonio de Jimena de la Frontera debe ser algo obligado para todo el que pase por aquí. Lo primero que hay que hacer es deambular sin rumbo alguno por las calles céntricas del pueblo, calles en las que las casas de planta baja completamente encaladas y dispuestas de forma irregular en antiguos callejones son capaces de hacer que el visitante viaje en el tiempo con total facilidad. Desde este entorno seguro que sorprende la constante presencia del Castillo de Jimena, fortaleza que se levanta en el pueblo desde el siglo VIII y que ha servido de protección a todas las culturas que han pasado por estas tierras. Justo después del castillo está el Baño de la Reina Mora del siglo IX. Más recientes, pero no menos interesantes son las Reales Fábricas de Artillería del siglo XVIII que también hay que incluir en la visita si se dispone de tiempo suficiente.

Hay varios planes realmente interesantes en esta ciudad que cualquier visitante debería llevar a cabo. Uno es el de conocer los yacimientos y zonas de pinturas rupestres que se dan cita en los alrededores de Jimena de la Frontera. Por ejemplo, las pinturas rupestres de la Cueva de la Laja Alta cuentan con más de 3000 años de historia y muestran grupos de barcos llegando a las costas de lo que hoy es Cádiz. La Necrópolis de Buceite es otro de los espacios capaz de fascinar a cualquiera. De origen bizantino, su uso está datado entre los siglos VI y VII, dato que muestra la importancia que tuvo la zona en la antigüedad. Por lo demás, la cercanía del Parque Natural de los Alcornocales el algo que no debe pasarse por alto de ninguna forma. Rutas de senderismo, parajes naturales llenos de encanto y otras muchas actividades están disponibles en una zona de lo más interesante.

Jimena de la Frontera cuenta con una oferta de alojamiento moderna y actual que permite que cualquiera pueda elegir el tipo de estancia que prefiera. Así, no falta un hotel de alto nivel ni un hostal más económico, pero igualmente confortable, opciones que se acompañan de apartamentos y casas rurales repartidas por todo el pueblo.

Este pueblo está situado a mitad de camino entre Cádiz y Málaga. Desde la capital de la Costa del Sol, el camino por carretera se desarrolla por la AP-7 y tiene una duración de 1 hora y 50 minutos, tiempo que se tarda en recorrer los 140 km que separan ambos lugares. Si se viaja desde Cádiz, la carretera que habrá que tomar será la A-381 en una ruta de 138 km que dura aproximadamente 1 hora y 40 minutos.

Comer es uno de los placeres que Jimena de la Frontera ofrece al visitante. Productos locales como los atunes de almadraba preparados de mil y una forma, las puntillitas y otros productos del mar como el cazón en adobo tienen que formar parte de los menús que se elijan en esta ciudad.