Córdoba de noche

Cualquiera sabe que, cuando hace calor, en Córdoba hace mucho calor. La vieja capital de Al Andalus es lugar para ser visitado en las primeras horas del día o, aún mejor, de la noche, aprovechando tanto la excelente iluminación nocturna de la ciudad, como el programa de visitas organizado por el ayuntamiento cordobés.

Uno puede ir por libre, perderse por esas callejas de la vieja Córdoba, por esa madeja de calles enjalbegadas y patios que huelen a azahar, a nardo, a jazmín. Caminando por la parte más antigua de la ciudad, por calles, plazas y lugares llenos de historia, el viajero sentirá una sensación muy especial. De martes a sábado, salen rutas guiadas desde la plaza de las Tendillas, previa inscripción en la oficina de turismo de la ciudad (Telf: 957 201 774; promocion2@turismodecordoba.org). Si se prefiere, también se pueden elegir otras opciones nocturnas, como un espectáculo ecuestre, una ruta de copas por la ciudad…

¿Y qué decir de la inigualable mezquita mezclada con el embrujo de la noche? El cabildo de la Catedral organiza curiosos pases de visitas durante todo el año –grupos de ochenta personas- a través de la utilización de tecnología avanzada de iluminación, sonido y proyecciones. El recorrido, que empieza en el patio de los Naranjos, dura, aproximadamente, una hora. ¿Cuándo? Pues una vez que haya caído la noche, algo que, según la época del año, varía entre las 19.30 y las 21.30 h.

¿Y cómo comenzar? Pues primero que nada, para entrar en situación se asistirá a la proyección de un audiovisual de diez minutos de duración en el mismo Patio de los Naranjos que, a modo de breve documental, de no más de diez minutos, narra toda la historia del monumento, cuya construcción comenzó en el año 786. Una vez finalizada la proyección, el visitante tendrá al fin vía libre para adentrarse en el templo y disfrutar de su interior acompañado por una instalación de iluminación y sonido especialmente adaptada para la ocasión y así poder apreciar con mayor detalle la irregularidad de los materiales de acarreo utilizados para la edificación de las 1.300 columnas… o embelesarse con el bello Mihrab que, por cierto, está orientado al sur, y no a la Meca… tal y como es común en todas y cada una de las mezquitas construidas en el planeta Tierra.

Esta ciudad embruja y es muy probable que no se tenga suficiente, con la visita nocturna a la Catedral. Por eso, sin abandonar la noche, también se podrá girar visita a otras postales emblemáticas cordobesas, como son Torre de la Calahorra, Puente Romano o la famosa Plaza de Capuchinos, siempre con tiempo para entrar a una típica taberna cordobesa… por supuesto. ¿Quién se anima?