Almendras garrapiñadas

Puede que no tengan esos colores tan brillantes, tan rojizos que muestran las que estamos acostumbrados a ver en los supermercados –y es que es lo que tiene el tener azúcar glasé, que, en este caso, no se añade-. Pero lo cierto es que las almendras garrapiñadas que elaboran en Briviesca (Burgos) tienen renombre internacional.

No se sabe a ciencia cierta cuando comenzaron a hacerse almendras garrapiñadas en la localidad, aunque se suele asociar su llegada a Briviesca con la de los feriantes que traían el juego del tarrillo, algo similar a los trileros. En un principio, se habría ofrecido almendras a los jugadores que se acercaban a probar suerte. A no mucho tardar, el espíritu emprendedor de los pasteleros locales recogió este singular dulce que, después de más de un siglo, ha alcanzado fama internacional. Actualmente, sólo se mantienen activas dos fábricas de almendras garrapiñadas en Briviesca ya que, al tratarse de una elaboración artesanal, siempre fueron negocios familiares.

Con respecto al modo de elaboración, es sumamente sencillo, aunque muy laborioso. Con almendra, agua y azúcar como únicos ingredientes, suelen presentarse en unas típicas cajitas de metal.