Molló

El Ripollés catalán es una de esas zonas que los visitantes exploran cada año con mayor pasión. A medio camino entre las singulares cumbres de los Pirineos y sin tener demasiado lejos enclaves turísticos de primer nivel como la ciudad de Gerona, la región es hoy un destino destacado para cualquier turista. Pues bien, en mitad de esta zona se encuentra Molló, una localidad que conserva la misma esencia del Ripollés añadiendo una personalidad única y una naturaleza fascinante. Todo ello convierte a este pueblo en un destino perfecto para los amantes de la historia o la aventura, y es que Molló cuenta con todos los ingredientes necesarios para hacer disfrutar a cualquier viajero.

Uno de los rasgos fundamentales que hay que tener en cuenta en la zona es el patrimonio monumental de la ciudad. Como es bien sabido, el románico es un estilo artístico y arquitectónico que tiene mucha presencia en esta zona de Cataluña. Molló no está al margen de ello, y si no que se lo pregunten a los visitantes que han tenido la oportunidad de conocer de cerca la iglesia de Santa Cecilia, un templo que se levantó en el siglo X y que aún hoy sigue atrapando la imaginación de muchos viajeros por su encanto singular. Tampoco hay que perder la oportunidad de conocer en la zona rincones tan fascinantes como el Castillo de Rocabruna, uno de esos lugares que hacen que el Ripollés cada vez cuenta con más fama, o la ermita de Sant Antoni de Camprodon, un templo situado a uno demasiada distancia de aquí.

No hay muchas dudas a la hora de decir que es la naturaleza la que se convertirá en un aliciente tremendo de la estancia en Molló. El pueblo está rodeado de montañas, bosques y ríos que resultan muy interesantes, por lo que no hay que perder la ocasión de explorar todos estos lugares. Por ejemplo, la zona de caídas de agua de Ritort es de lo más aconsejable para pasar una jornada entera recorriendo la naturaleza de la zona. Además, hay espacios para toda la familia como el Parc Animals que muestra a especies autóctonas de la zona como los osos en un estado de semilibertad o el Parc Aventura, un espacio en el que grandes y pequeños vivirán grandes emociones en pleno contacto con la naturaleza. Por lo demás, algunas de las principales estaciones de esquí de los Pirineos no quedan nada lejos de esta ciudad catalana.

Encontrar ese alojamiento en Molló que mejor encaje con las necesidades de cada uno no es ningún problema. Al contrario, los viajeros pronto se darán cuenta que en el pueblo hay desde habitaciones de hotel a estancias en un hostal capaces de cubrir todas sus necesidades de la forma más cómoda y ajustándose a todos los presupuestos y necesidades.

Para llegar a Molló hay muchas opciones. Una de las más normales es la de conducir desde Girona, localidad situada a unos 90 km de distancia y que está unida con este pueblo por la C-66. El viaje no durará más de 1 hora y 25 minutos, por lo que no resulta incómodo de ninguna forma. Además, también hay autobuses urbanos para completar el viaje, una opción fácil de usar y muy interesante.

En las tierras del Ripollés, se ha desarrollado una gastronomía en la que toman fuerza los productos de montaña, pero que no pierde de vista la influencia de ese Mediterráneo que tan cerca se encuentra. Los embutidos como las butifarras también son protagonistas de la zona, lo mismo que los vinos elaborados aquí de forma aún hoy artesanal.