Melilla

Melilla es una gran desconocida. Esta Ciudad Autónoma española está enclavada en el norte de África y en ella se fusiona lo europeo y lo africano. Una mezcla de culturas que la convierten en un lugar único con mucho que ofrecer a los viajeros. Una ciudad que es un tesoro para los amantes del modernismo y por la que han pasado diferentes pueblos a lo largo de los siglos.

Su ubicación en el mar Mediterráneo ha provocado que Melilla haya sido una plaza codiciada durante toda la historia por diferentes civilizaciones. Por su costa han pasado fenicios, romanos, vándalos, bizantinos... Cada cultura ha dejado su huella en las tradiciones o en la arquitectura. Para conocer esta última lo mejor es acercarse hasta la zona de Melilla La Vieja, también conocida como la Ciudadela. Es la parte más bonita, en la que os encontraréis una fortaleza que se eleva sobre un peñón sobre las aguas del mar. Está dividida en cuatro recintos fortificados, que comenzaron a levantarse en el siglo XV. Hay que traspasar sus muros para pasear por su interior e ir descubriendo poco a poco sus plazas, aljibes, calles y muchos rincones con encanto.

Dentro de la Ciudadela, las opciones son muchas: deambular por los barrios del Fuerte de San Carlos, Alcazaba, Mantelete y Fuerte de San Miguel; fotografiar la panorámica que se disfruta desde el Frente de la tierra; cruzar el túnel de San Fernando para ver el Foso de Carneros y el Baluarte de San Fernando... Fuera de Melilla La Vieja se puede caminar para descubrir su pasado estratégico por otros lugares como por sus fuertes exteriores entre los que se encuentran el Fuerte de Camellos, el Fuerte de Cabrerizas y el Fuerte de Rostrogor, entre otros Son de finales del XIX y se construyeron con un estilo neomedieval que les da una imagen curiosa. Algunos tienen forma redonda, otros poligonal y otros de torrecilla.

Uno de los secretos mejor guardados de Melilla es su patrimonio modernista. Merece la pena hacer una ruta para conocer algunas de las más de 900 muestras que existen de este estilo en la ciudad. De hecho, Melilla cuenta con más modernismo que Cataluña. Para ver los mejores ejemplos de esta tendencia artística hay que ir hasta el ensanche Reina Victoria, conocido como el Triángulo de Oro. Alrededor de esa zona se pueden admirar edificios como el Palacio de Asamblea, la Casa Melul, la Cámara de Comercio, Telegramas del Rif, el edificio La Reconquista o el Acueducto, entre otros muchos.

Asimismo, no hay que olvidar que la ciudad cuenta con playas tanto en su zona sur con arenales de aguas tranquilas hasta en la zona norte con playas más abiertas al mar y con el oleaje más fuerte que en las primeras. Desde España se puede llegar a Melilla o bien a través de avión, el aeropuerto de la ciudad tiene conexiones con Madrid y con otras ciudades de la península, así como con barco. Existen tres compañías de barcos que operan hasta Melilla con salida en Málaga, Motril o Almería. Si se accede desde Marruecos, también existe la posibilidad de hacerlo por carretera.