Biarritz

El lujo y el encanto del sur de Francia se dan la mano en Biarritz, un enclave atlántico, situado en la región de Aquitania, muy cerca de la frontera con el País Vasco, que se localiza a poco más de 20 kilómetros. San Sebastián está a unos 40 kilómetros de distancia y se llega a ella a través de la autopista A63 en Francia y la AP8 en España. Biarritz es una joya que se desarrolló como ciudad balneario desde el siglo XIX, atrayendo hasta sus aguas a grandes fortunas. En el siglo XX continúo siendo un lugar de veraneo y muchos cambiaron sus corsés por tablas de surf, ya que su costa tiene unas condiciones óptimas para practicar deportes sobre tabla.

Biarritz comenzó a tener su nombre escrito en negrita sobre el mapa de Francia en 1854, cuando la emperatriz Eugenia de Montijo, mujer de Napoleón III, mandó levantar un palacio en la misma arena, el Hôtel du Palais, un hotel que a día de hoy es un cinco estrellas que sigue en funcionamiento para aquellos que quieran pasar una experiencia imperial en Biarritz. Desde entonces, su fama no dejó de crecer. Un ejemplo de ello es que en 1901 se inauguraba el Casino de Biarritz, un edificio clásico en estilo Art Decó, que todavía sigue siendo una visita indispensable que hacer en Biarritz.

Lo que enamoró a las clases altas y lo que sigue atrayendo a viajeros hasta Biarritz son sus 6 kilómetros de playas con aguas terapéuticas gracias a la existencia de una gran cantidad de algas marinas que aportan yodo al agua. La Grande Plage (la Playa Grande) es la playa principal de la ciudad, la más popular, ubicada en el corazón de la localidad. Desde aquí se observa el hermoso edificio del Hôtel du Palais y el centro de congresos Bellevue. Además, en los alrededores, está la zona comercial, llena de tiendas y restaurantes. Muy cerca del centro también se localiza la hermosa playa de Port Vieux, junto al antiguo puerto, con sus aguas tranquilas debido a que está protegida del viento. La Plage Côte des Basques es el enclave ideal para los surfistas. Se cree que fue en Biarritz donde se practicó surf por primera vez en Europa. Esta playa, entre acantilados, ofrece unas olas perfectas para disfrutar del mar en todo su esplendor. También destaca en este aspecto la Plage Marbella, junto a la anterior.

Un lugar que no hay que perderse es la Roca de la Virgen, enclavada en un paisaje de acantilados que los días de viento impresiona por sus altas olas. Allí, en una roca conectada por un puente, se encuentra una virgen con leyenda. Además de ver a la virgen y cruzar el puente Eiffel, allí podréis ver una de las mejores vistas de Biarritz y de la costa atlántica. Después, podéis acercaros al Museo del Mar Aquarium de Biarritz, un museo que abrió sus puertas en 1933 para mostrar la fauna y flora de la zona. El edificio que lo alberga merece la pena por sí mismo, ya que es Art Decó.

De regreso al casco, pasead por la zona del puerto viejo, donde encontraréis un gran número de restaurantes donde se sirve pescado y acercaros hasta la capilla imperial y hasta la iglesia ortodoxa para saber más sobre el pasado de la ciudad. No dejéis de visitar tampoco el Halles de Biarritz, su mercado cubierto, abierto desde 1885, en donde podéis comprar quesos, embutidos y demás productos de la zona como recuerdo.