Rimini

La ciudad natal de Federico Fellini es conocida por ser un destino perfecto para disfrutar de sol y la playa al norte de Italia. Desde mediados del siglo XIX esta ciudad italiana de la costa adriática ha trabajado para ser un enclave enfocado al turismo y por ello cuenta con unos hoteles y unas infraestructuras preparadas para acoger, sobre todo en temporada alta, a quienes la elijan para pasar una estancia agradable a orillas del Mediterráneo. El paso del turismo no ha estropeado su pasado que comenzó en época romana y que ha conformado un centro histórico de típico aroma italiano en el que no faltan las bicicletas, uno de los principales medios de transporte para moverse por la ciudad.

Rímini dispone de 15 kilómetros de playa separados a poca distancia del centro histórico. En la zona de la playa se encuentran la mayor parte de los alojamientos turísticos ya sean hoteles de cuatro estrellas, hoteles de dos estrellas o apartamentos. En Rímini hay alojamientos baratos y alojamientos más exclusivos. Ateniéndonos a nuestro presupuesto y a las ofertas de hoteles en Rimini, pero, sobre todo dependiendo de la temporada, nos podremos alojar en un tipo u en otro. Si se viaja en familia a Italia es buena idea alquilar un apartamento, así todo será más cómodo y no habrá que seguir los horarios de un hotel. Además es importante saber que si se viaja con niños a Rimini, en los alrededores de la ciudad hay una gran cantidad parques temáticos, orientados a diferente tipo de público. Así se pueden encontrar algunos como “Italia en miniatura”, “Fiabilandia”, “Aquafan” o “Sky Park”.

La playa de Rímini es uno de sus reclamos más importantes. Su arena se mezcla con el gran ambiente que se crea en su paseo marítimo con las terrazas de sus restaurantes y bares y sus tiendas. Sobre la arena, las toallas de bañistas de todas las nacionalidades se extienden para aprovechar la horas de sol. Muchas de las playas de Rímini son privadas y están acotadas, presentando una imagen ordenada en la que predominan las sombrillas y hamacas. Algunas de ellas pertenecen a hoteles que las cierran para uso exclusivo de sus clientes. También hay zonas de arena libres y gratuitas, en las que no hay que abonar entrada para disfrutar de un día de playa en Italia.

En la parte histórica esperan un gran número de monumentos y plazas que hay que ver como el puente romano de Tiberio, el Arco de Augusto, la plaza Cavour, el templo de Malatesta, el Teatro Municipal o el Parque del Lago, entre otros muchos. Muy especial es pasear por el borgo de San Giuliano, el antiguo barrio de pescadores que mantiene su encanto en sus calles estrechas con casitas bajas pintadas de colores y en donde muchos detalles nos recordarán la filiación de Fellini con ciudad. Visitad el centro y tomad un aperitivo italiano en sus plazas, aprovechando las horas de sol. Cuando cae la noche, tampoco falta el ambiente, sobre todo en la zona de costa. Y por supuesto, no dejéis de probar la gastronomía local, en la que la pasta y las piadinas tienen especial protagonismo en los platos.