Oporto

Segunda ciudad de Portugal y situada al norte de Lisboa, la capital, Oporto es además de ciudad que da nombre a un vino, cuyas principales bodegas se hayan aquí y que tiene como zona de producción toda la vega del río Douro (el río Duero cuando se hace portugués), un lugar de paseos románticos, veteado de herencias británicas, decadente y hasta vanguardista. Y es que Oporto es muchas cosas, muchas ciudades en una.

Dicho queda que Oporto tiene un mucho de británico y eso es por que los británicos descubrieron Oporto allá por el siglo XVII, cuando tuvieron que sustituir sus añorados vinos de Burdeos –las constantes guerras con Francia impedían cualquier tipo de comercio anglo galo-. Entonces, descubrieron el vino que se hacía y bebía en Oporto, pero también descubrieron que tenían que resolver un problema si querían beberlo en Inglaterra: estos caldos soportaban mal el viaje por mar. Resolvieron la cuestión añadiendo ron. Había nacido el oporto… y la mayoría de las bodegas que se extienden frente al puerto y que, en varios de los casos, tienen nombres de reminiscencias británicas como Croft, Cockburn, Offley, Sandeman, Taylor\'s…

Aquí y allá, en paredes interiores y muros exteriores. Por todo Portugal, pero en Oporto en particular, el azulejo de tonos blancos y azulados es el revestimiento preferido de los ciudadanos lusos... sobre todo de aquellos que regresaron de Brasil (antigua colonia portuguesa) con los bolsillos llenos de riqueza. Caminando por las calles de Oporto, uno va descubriendo bellos edificios alicatados con este bello azulejo blanquiazul: la Capilla de las almas, la Iglesia de San Ildefonso, interior de la Estación de San Benito, el claustro gótico de la Catedral románica, Iglesia do Carmo…

Muy bajo la influencia inglesa, después de un largo periodo barroco y neoclásico portugués, periodos en el que se alzan edificios señeros de la ciudad (como por ejemplo la Torre de los Clérigos), en la segunda mitad del siglo XVIII Oporto sufre una profunda remodelación urbanística que afectó tanto al Oporto civil como al religioso y de la que surgieron la Iglesia de la Lapa, el Hospital de San Antonio, el Palacio de la Bolsa, la Feitoria Inglesa o la Plaza de la Ribeira, lugar perfecto para acabar el día en alguna de sus terrazas, aunque si se prefiere alguna de las orillas del Duero nadie va a recriminar nada, cosa que sí ocurrirá si el viaje a Oporto concluye sin haber visitado el espléndido Museo de Arte Contemporáneo de Serralves, diseñado por el premio Pritzker (una suerte de Premio Nobel de la Arquitectura) Siza Vieira.