​Johannesburgo

​Johannesburgo es un lugar especial para muchos, ya que fue aquí donde Iniesta rompió la maldición del fútbol español al marcar en la prórroga y conseguir que el combinado nacional de fútbol se proclamara campeón del mundo en 2010. No obstante, Johannesburgo es mucho más que un recuerdo en la memoria de los apasionados del balompié. Es una ciudad viva, fascinante, llena de lugares que visitar y de pedacitos de historia. Normalmente los viajeros toman este destino o bien como lugar de entrada al país o de salida, ya que cuenta con un aeropuerto moderno tanto con vuelos nacionales como internacionales. No obstante, nosotros os animamos que la conozcáis un poquito más a fondo.

Es una de las poblaciones más grandes de África, y eso se nota al recorrer sus distintos distritos. Tendremos que elegir muy bien por donde movernos, ya que algunos pueden resultar peligrosos. Las mejores zonas para alojarse en Johannesburgo son los distritos de Rosebank, Sandton y Melrose. La primera es una de las áreas más exclusivas de la ciudad, y no faltan los restaurantes, tiendas, bares y hoteles de gama media-alta. Sandton sería un distrito muy similar con un gran número de hoteles también. Por su parte el barrio de Melrose es más residencial, pero igualmente interesante y con servicios para una estancia segura en Johannesburgo. Igualmente a tener en cuenta a la hora de elegir hotel, pero más alternativo gracias a su ambiente universitario, es la zona de Melville, localizada al oeste de la ciudad.

Una vez elegido el lugar donde alojarnos, habrá que empezar a conocer mejor lo que nos espera. En el centro destacan sus edificio modernos y vanguardistas, entre los que sobresale una de las construcciones más altas de todo el continente africano: la Torre de Hillbrow, que llama la atención entre el paisaje urbano. No obstante, el récord de altura lo ostenta otro edificio de la ciudad, el Carlton Center, de nada más y nada menos que de 223 metros, en cuya planta 50 hay un observatorio que ofrece una vista de 360º grados de esta ciudad africana.

Johannesburgo nació como consecuencia de la fiebre del oro que inundó el planeta en el siglo XIX, atrayendo a europeos y africanos hasta las cercanas minas de oro y piedras preciosas. Para conocer de manera divertida este episodio histórico se puede visitar el parque temático de Gold Reef City, que emula la ciudad en dichas décadas. El colonialismo europeo fue otra de las causas que modeló Sudáfrica. Así en el siglo XX se creó un sistema conocido como Apartheid (1948-1994), mediante el cual los blancos y los negros tenía diferentes derechos. Para conocer esta etapa oscura de la historia, nada mejor que acercarse al barrio de Soweto, donde vivió Nelson Mandela, símbolo de la lucha por los derechos raciales en Sudáfrica. Allí se puede conocer su casa natal. Otra visita indispensable es la que se debe hacer al Museo del Apartheid, donde se explica qué sucedió en el país durante esos años de discriminación. Igualmente hay que vivir la experiencia de conocer la prisión donde Mandela estuvo encerrado: el Constitution Hill. Menos sombrío es el Parque Herman Eckstein, al noroeste de la ciudad, en él se puede pasear en barca o conocer a diferentes animales que habitan el zoo de Johannesburgo donde se puede pasar una mañana de manera tranquila.