Tozeur

El Túnez de interior brilla de manera diferente al Túnez de la costa, pero no por ello deja de ser menos interesante. De hecho es más exótico, ya que nos traslada a la realidad del desierto. Y para ello nada más y nada menos que nos lleva a pisar el mismísimo Sáhara, kilómetros y kilómetros de arena que han hecho soñar al hombre a lo largo de la historia. Para conocer parte de este accidente geográfico tan carismático, podemos desplazarnos hasta la ciudad de Tozeur, un oasis en medio del desierto.

Esta ciudad era considerada en el pasado como una especie de “puerto” en el desierto. Un nudo comercial desde el que partían las caravanas hacia el sur de África. Su máximo apogeo lo tuvo en el siglo XV. La vida se desarrolló gracias a la existencia de su inmenso palmeral, uno de los más importantes de todo este país del Magreb. Su importancia se deja sentir hasta en el nombre, ya que la región en la que se encuentra Tozeur se llama Bled el Jerid, traducido al castellano como la región de los dátiles. Por ello, en Tozeur hay que pasear bajo las palmeras y acercase a diferentes puntos para conocer su importancia. Se puede hacer caminando, en calesa o incluso en bicicleta, como cada uno quiera. Un punto muy interesante es el mirador de Ras el Ayoun. Desde allí, además de ver el palmar, se disfruta de una hermosa vista de la ciudad, del Chott el Jerid y del Sáhara.

Chot el Jerid es un lugar exótico, que nos guiará a través de un paisaje seco y húmedo al mismo tiempo, lleno de sal. El blanco del mineral sobresale frente al color arcilloso de la arena, y se extiende a lo largo de 100 kilómetros, que se pueden atravesar por carretera. Es un espacio curioso, que llama mucho la atención a los ojos occidentales, debido a su gran belleza. Junto a la ciudad también se puede visitar el pueblo de El Hadher, donde llamará la atención el minarete de su mezquita, con una decoración hispano-magrebí del siglo XI.

Alojarse en las puertas del desierto es posible en Tozeur, puesto que cuenta con instalaciones hoteleras de gran calidad que acogen a los huéspedes antes de que se adentren en las arenas del desierto. Los hoteles están perfectamente acondicionados para que los viajeros tengan todo lo necesario para disfrutar de unos días de descanso junto al Sáhara. En el desierto les aguardan las dunas, que podrán sortear en camellos, en 4x4... Hay numerosas empresas locales que organizan excursiones y actividades por el desierto, adaptadas a lo que busque cada viajero. Otra experiencia interesante en la zona es la que se puede vivir en Planet Oasis, un complejo turístico de 4 hectáreas donde se organizan cenas temáticas bereberes y eventos de toda índole.

De vuelta en la ciudad hay que pasear por el Paradis, un jardín lleno de flores, que también cuenta con un pequeño zoo o por el barrio de Ouled Hadef, el más antiguo de la ciudad. Allí hay que dejarse llevar por la brújula interna para pasar por debajo sus bóvedas, observar sus puertas de colores o acercarse a sus mezquitas.