Vinos de Jerez

Se sabe que en Jerez de la Frontera (Cádiz) se han elaborado vinos finos desde el siglo VII... aunque ya antes, desde época de los romanos, se han destilado aquí vinos dulces (de elevada gradación alcohólica) con destino a los gaznates de los patricios romanos. ¿Y por qué dulces? Porque eran los que mejor aguantaban los viajes.

El tiempo pasó, los romanos perdieron su Imperio y, siglos después, los ingleses serían los principales destinatarios de los caldos jerezanos. No cabe duda que, la cercanía de Gibraltar primero y de las explotaciones mineras (controladas por los británicos) después contribuyeron, de manera capital, a que los británicos acabaran por tener al jerez (o xherry, como le llaman ellos) como artículo de cuasi primera necesidad. No en vano, muchos de los ilustres apellidos de los fundadores de bodegas de gran prestigio en Jerez son de origen británico: Domecq, Ferry, Osborne.

Recolectada la uva con la que se hace el jerez en viñas que nacen sobre tierras calizas, esponjosas y profundas, para que el agua empape bien y a las que llaman albariza (alba, en latín, significa blanco), estos viñedos ya han sido cantados por Lorca, Alberti y García Lorca.

Y en cuanto al maridaje entre el Jerez y la gastronomía de la tierra gaditana, la verdad es que las combinaciones son sencillamente infinitas: marisco, fritos de pescado, cremas de marisco, quesos de Ronda, conchas finas malagueñas, cañaillas, búsanos (cañailla de roca), ortiguillas (algas de la bahía de Cádiz)… Lo difícil es elegir.