Una copa a la vera del Guadalquivir

Así es. A su paso por Córdoba, la ciudad de la Mezquita, el río Guadalquivir cede solaz en su orilla a un peculiar –y más que recomendable, en el Paseo de la Ribera, 9- bar de copas… aunque también se podría decir de él que es café, puesto que lo mismo ofrece un humeante capuchino a media tarde… que un delicioso mojito al caer la noche. Es el Bar Amapola

Cuando uno llega hasta allí y encuentra, en la terraza del bar, cuatro mesas de madera rodeadas de sillas plegables, muy al estilo de los bares que conocieron nuestros abuelos –y de los que van ya quedando pocos (bares, no abuelos)- uno ya se da cuenta de que éste no es un lugar cualquiera. Al atravesar la puerta, lo que encuentra, lo confirma.

No resultando hoy costumbre corriente entre los hosteleros poner un nombre como Amapola al bar que abren –prefieren las resonancias anglófonas o que trasladen a lugares paradisíacos como Hawai, Bali o Malibú-, tampoco tendrá el visitante oportunidad de conocer muchos locales como éste.

De decoración entre moderna y minimalista, cuando se hace de noche lo mejor es sentarse en sus sillones o sus mesas frente a la cristalera y pedir algo que anime a seguir hasta que cierren.

El asiduo del local sabe, de largo, que a lo largo del año, los propietarios del local gustan de ofrecer a sus clientes de una variada oferta cultural que va desde recitales poéticos y teatrales hasta actuaciones cómicas, música en directo y exposiciones de diversa temática.