Antequera

En Málaga no todo es playa y como ejemplo perfecto nos encontramos con Antequera, una villa con encanto en el interior de la provincia que nos espera con un patrimonio y una naturaleza dispuesta a sorprendernos desde el primer momento en el que ponemos un pie en ella. Desde sus restos más antiguos al paisaje de El Torcal, un paraíso kárstico que atrapa la mirada de todo viajero. A pesar de superar por poco los 40.000 habitantes, esta localidad andaluza es un tesoro lleno de encantos por descubrir. Además, está a un tiro de piedra de la Costa del Sol, por lo que puede ser una excursión perfecta cuando uno se aloje en Benalmádena, Marbella o Fuengirola. Nuestro consejo es que ya que vais, aprovechéis y hagáis noche en ella porque Antequera a la luz de la luna tiene un brillo único.

Primero viajemos a sus restos más antiguos: los dólmenes, unos vestigios prehistóricos que impresionan. Actualmente se conservan tres monumentos megalíticos: el dolmen de Menga (3.500 a. C.), el dolmen de Viera ( 2.500 a. C.) y el dolmen de El Romeral (1.800 a.C.). Hay que recorrer sus galerías para entender los albores de la historia. Para comprenderlos mejor es una buena idea contratar una visita guiada, visitar el centro de interpretación, situado junto a los dos primeros dólmenes o leer un buen manual que explique el porqué de su situación y su significado en la cultura megalítica.

Otro de los indispensables de Antequera es la Alcazaba, ubicada dentro de la ciudad árabe de Madinat Antaqira, en lo alto, un monumento que se ve durante toda la estancia en Antequera. Es una fortaleza musulmana del siglo XIV a la que se puede acceder por la Puerta de los Gigantes. Destaca su Torre del Homenaje, por sus dimensiones. Lo mejor es recorrerla para ir descubriendo diferentes partes de la muralla y para tener una panorámica ideal de Antequera. Allí, si escudriñáis la vista, os daréis cuenta de un curioso dato: Antequera está llena de iglesias. Y es que este municipio cuenta con casi 30 templos de diferente tamaño e importancia. Son muchos, pero algunos destacan sobre otros como es el caso de la colegiata de Santa María la Mayor, cuya fachada merece la pena al igual que su artesonado mudéjar; el templo de la Encarnación, también con un bello artesonado mudéjar; la colegiata de San Sebastián, donde destaca la torre mudéjar; la iglesia del Carmen, con su retablo barroco y el convento de Belén, donde la clarisas siguen elaborando mantecados y dulces. Asimismo, no se puede abandonar Antequera sin visitar su Museo de la Ciudad, donde resalta una buena colección de obra pictórica y la escultura en bronce de El Efebo de Antequera, datada en el siglo I d.C.

A todo ello se une un paisaje que invita a caminar por lugares como el Torcal, un paisaje kárstico, que el tiempo se empeñado en moldear, dando lugar a formas curiosas y de gran belleza. Tal es así que es Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. Existe un centro de visitantes desde donde explican las diferentes rutas y actividades que allí se pueden realizar, además de la historia geológica del lugar. Tampoco muy lejos de Antequera, se localiza el famoso Caminito del Rey, una ruta para aquellos que no tengan vértigo. Y si se quiere hacer una excursión cerca de Antequera, se puede subir a la Peña de los Enamorados.

Para terminar, no hay que dejar de probar su gastronomía con platos tan apetecibles como la porra con tomate (una especie de gazpacho con atún), el ajoblanco o las migas.