Aínsa, villa pirenaica
Aínsa es un bonito pueblo pirenaico situado entre los ríos Cinca y Ara. Cabecera de la histórica comarca de Sobrarbe, es la puerta natural hacia los altos valles de montaña del Pirineo Aragonés y ruta de entrada al Pirineo Francés.
Lugar central y punto de partida hacia los cercanos Parques Naturales de Posets-Maladeta, Sierra y Cañones de Guara y el espectacular Parque Nacional de Ordesa y Monteperdido. Un extenso y espectacular entorno natural que apenas sufre la alteración humana.
Entre su estructura urbana destaca su casco histórico. Situado en un destacado lugar, sobre un vistoso promotorio que se levanta en la desembocadura de los dos ríos, protegido del exterior por la geografía, su arquitectura, su muralla y su castillo medieval.
Este lugar conserva entre sus calles la esencia del medievo que sigue impregnada en cada uno de sus rincones. Quedan para el deleite del visitante los pequeños hoteles y apartamentos que se integran dentro de las antiguas casas del pueblo en la conocida plaza mayor y sus calles aledañas.
Como no podía ser de otra forma, la leyenda no es ajena a este lugar. La Morisma es la representación popular de la más conocida. Cuenta la batalla entre los ejércitos moro y cristiano allá por el siglo VIII cuando la aparición de una cruz de fuego sobre una \"carrasca\" (encina) decidió al ganador. Un hecho que todavía hoy es parte del escudo de Aragón.
En la parte baja, diseminada y partida por los ríos, se encuentra la zona comercial y de expansión urbanística. Un lugar de encuentro y agrupación de servicios para los habitantes de la comarca y para los visitantes de la zona. Entre tiendas y servicios, muchos de ellos de clara orientación al turista, se encuentran los hoteles y hostales más conocidos y visitados. Lugares amables y tranquilos, regentados desde hace décadas por generaciones de familias dedicadas a la atención del visitante.
Qué ver o hacer en Aínsa y alrededores
José Antonio,
Aínsa (Huesca)
El pueblo antiguo y su gastronomía
Victoria Eugenia,
Aínsa (Huesca)
Es un pueblo que mantiene su encato
Un pueblo muy especial, Su restaurante Casa Alfonso, comida muy buena y sitio acogedor
Aínsa
Aínsa
Rocío,
Aínsa (Huesca)
Villa medieval
Ainsa es una Villa medieval muy bien comunicada con los 3 sectores del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y muy turística durante todo el año. Su casco antiguo te teletransporta al pasado. Se puede acceder a la parte antigua, o dando un agradable paseo o en coche, tiene un parking, de pago, en la entrada al Castillo. En verano, normalmente mes de Julio, se celebra el Festival del Castillo de Ainsa, en anteriores ediciones con mucho tirón. La verdad, es que merece la pena, un concierto en ese escenario, siempre es recomendable. Tanto en el casco Antiguo como en la parte nueva, hay comercios y restaurantes. Actualmente, esta muy de moda su Zona Zero, ideal para los amantes del enduro y las emociones fuertes.
Susana,
Aínsa (Huesca)
Huesca enamora
Nos encanta la provincia de Huesca, allá donde vayas el entorno es idílico. En nuestra estancia visitamos Aínsa, Boltaña, Pueyo de Aguarás y el Mediano. Hicimos senderismo por la zona y vale mucho la alegría todo lo que ver allí.
Aínsa
Alícia,
Aínsa (Huesca)
El casco antiguo de Aínsa es espectacular!
David,
Aínsa (Huesca)
Ainsa tiene magia
Es una población que tiene magia, su centro histórico amurallado es digno de ver y disfrutar en sus restaurantes, calles de piedra, arcadas, muy bonito. Acceso a muchos lugares precisosos, montaña, barrancos..
José Antonio,
Aínsa (Huesca)
Aínsa medieval
Pueblo histórico precioso para visitarlo y comer en sus establecimientos.
José Angel,
Aínsa (Huesca)
Ideal para relajarse, entorno agradable aunque un pelin lejos para visitar la Sierra de Guara o Ordesa
Oscar,
Aínsa (Huesca)
Vacaciones en familia
Muy chula
Maite,
Aínsa (Huesca)
Ainsa es un pueblo muy bonito, siempre que voy descubro un nuevo rincón que no deja de sorprenderme. Esta vez hemos ido de escapada gastronómica El Callizo la cual hemos disfrutado al máximo, más que recomendable, personal fantástico. Al día siguiente fuimos a visitar el pueblo de Tella, hicimos la ruta de las Ermitas y la ruta de los miradores. Los paisajes son impresionantes. Destacar el restaurante Lamiana, a parte de la comida, que fue realmente buena, el entorno es inmejorable. El valle de Escuain a tus pies literalmente, con una terraza con hierba super agradable y obviamente muy tranquila aunque estén todas las mesas ocupadas. El servicio muy amable e impecable. Tuvimos la suerte de estar en una de las mesas junto al balcón. Fin de semana lleno de naturaleza que nos han hecho cargar las pilas hasta nuestra próxima escapada.
Aínsa
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