Sabiñánigo

La bella localidad de Sabiñánigo se ubica en el Norte de España, forma parte de la provincia de Huesca y constituye la puerta de entrada ideal a los Pirineos. Gracias a su rico pasado histórico, a su belleza natural y a su exquisita gastronomía típica, la comarca se ha convertido, con el paso de los años, en un destino que merece la pena visitar.

Hasta comienzos del siglo XX, Sabiñánigo era prácticamente una bucólica aldea perdida entre montañas de apenas cien habitantes. Con la llegada del ferrocarril que comunicaba Zaragoza con Francia la vida del pueblo cambió y se desarrolló una importante infraestructura tanto industrial como hostelera y de servicios que atrajo a numerosas personas de los pueblos colindantes, dando lugar a un marcado aumento de su población. En la actualidad, la localidad reúne todos los servicios necesarios para disfrutar de una estupenda escapada en plena naturaleza.

Sabiñánigo ofrece a sus visitantes numerosas alternativas de ocio que se adaptan perfectamente a los gustos de cada viajero. Su rico pasado histórico arranca con una serie de monumentos megalíticos entre los que destaca el famoso Dolmen de Ibirque, que data de la época prehistórica, o las preciosas iglesias de estilo románico, que forman parte del conjunto de templos conocido como El Serralbo, de gran valor artístico y cultural. Sin olvidar además sus casas típicas pirenaicas del siglo XIX, que reproducen con gran fidelidad las costumbres de la época.

Otro gran atractivo de la localidad, que cada temporada atrae a numerosos viajeros, es su cercanía con las distintas pistas de esquí de la provincia. Por ejemplo, la estación de esquí de Panticosa, además de su famoso balneario, se sitúan a solo 30 kilómetros de distancia, y las estaciones de Formigal, Candanchú y Astún se encuentran a 38, 44 y 47 kilómetros respectivamente. Aparte del esquí, Sabiñánigo ofrece a sus visitantes otras opciones relacionadas con la práctica del deporte al aire libre, como sus famosas rutas ciclistas entre las que destaca la popular Quebrantahuesos y su hermana pequeña la Treparriscos. Así como también una infinidad de excursiones diferentes para senderistas que se ordenan en distintos niveles de dificultad.

Las opciones de alojamiento en Sabiñánigo son muy completas y variadas, además existen alternativas disponibles para todos los presupuestos. Los viajeros más sibaritas pueden optar por alojarse en alguno de los preciosos hoteles que se distribuyen alrededor de la comarca y que están equipados con todas las comodidades. Muchos de ellos cuentan no solo con unas preciosas vistas a los Pirineos sino también con impresionantes piscinas climatizadas para los días más fríos del invierno. Las personas que viajen en grupo tienen la opción de reservar cómodos apartamentos o pintorescas casas rurales ubicadas en este precioso entorno y, si se va busca una alternativa algo más económica, siempre se puede recurrir a alguno de los numerosos hostales disponibles donde también existe la opción de disfrutar de los exquisitos platos de cocina tradicional elaborados en sus restaurantes y bares.

Sabiñánigo forma parte de una concentración de municipios, lo que ha dado lugar a que su extensión en metros cuadrados sea la tercera más grande de todo Aragón. Esta situación estratégica hace que la localidad esté bien comunicada con las principales ciudades de la región. La distancia con Huesca es de solo 58 kilómetros y con Zaragoza es de 126 kilómetros. Ambas están comunicadas tanto por tren como por autobús y para los viajeros interesados en visitar el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido la distancia es de 70 kilómetros. Algunos de los pueblos más pintorescos de la zona como Jaca o Aínsa se encuentran a menos de una hora de distancia.