Los Lagos y La Montaña de Covadonga

Fue el 22 de julio de 1.918, reinando en España Alfonso XII, cuando el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga se convirtió, por Real Decreto, en el primer parque nacional que se fundó en España… y así mantuvo su denominación hasta que, en 1.995, otro Real Decreto, ampliaba el territorio protegido, que pasó a llamarse Parque Nacional de los Picos de Europa y que abarca un paraje natural de Alta Montaña que se extiende por las provincias de Asturias, Cantabria y León. Así, siendo el tal territorio en exceso extenso para una sola escapada, nos centraremos, en estas líneas, en dar un paseo por el entorno de los Lagos y Montaña Covadonga.

Para llegar a estos lagos, en realidad, antiguos lavaderos para el mineral de hierro y manganeso que se extraía de las minas que se explotaron en los alrededores -hace mucho tiempo clausuradas- hay que pasar antes por el Real Sitio de Covadonga, mítico lugar para la historiografía y exaltación patriótica española, puesto que aquí (en concreto en el Monte Auseva de Covadonga, justo detrás de la basílica) tuvo lugar la batalla de Covadonga, también llamada engarradiella y, a consecuencia de la cual los cristianos consiguieron detener el avance musulmán… cuando estos ya habían ocupado el resto de la Península Ibérica. Era el año 718 y nacía el Reino de Asturias, germen de lo que había de ser España siete siglos después.

Después de visitada la basílica, el viajero proseguirá su excursión hacia los Lagos. Sólo se podrá subir en coche particular –y de momento- en invierno. El resto del año habrá que hacerlo andando… o en uno de los diferentes autobuses lanzadera que, con paradas en los diferentes aparcamientos disuasorios habilitados desde Cangas de Onís hasta el comienzo de la subida, se pueden tomar (pagando el billete, por supuesto).

Ya se ha llegado hasta los lagos, desde donde pueden iniciarse paseos o rutas muy sencillas aptas para todos los niveles y edades –antes de comenzar a caminar, se pueden reponer energías en alguno de los dos bares que funcionan allá arriba y donde ofrecen raciones, bocadillos, platos así como bebidas.

Según se llega, el primer lago que uno encuentra es Enol. Después viene el lago Ercina, algo más extenso y con más vegetación que el Enol pero mucho menos profundo (dos metros de Ercina por los veinticuatro de Enol). Disfrútelos.