El Abuelo, Garci, y la playa

Ambos arenales cercanos a la localidad de Llanes, y enmarcados entre algunos de los mejores arenales de toda Asturias, son una colección de postales que, literalmente, cortan la respiración. Aquí la naturaleza (como en otros puntos del planeta) nos dice, a las claras, cuan pequeñitos somos. ¿Lo comprobamos? Empecemos por Torimbia.

Situada a nueve kilómetros de Llanes, se llega a ella por una pequeña carreterita que sale del pueblo de Miembro. Tras caminar, luego de dejado el coche, por un sendero rodeado de densa foresta, se llega a un accede a un arenal de más de un kilómetro de línea litoral… cuya fotografía completa, frente a la playa, un islote de curiosas formas. El lugar es de postal (en este caso, de película) y, además, de especial atractivo para los que gustan de practicar el naturismo, dado lo apartado, salvaje y discreto del lugar.

Claro, que si Torimbia resulta inspiradora, no menos puede decirse de Toró. Más pequeña, se accede a ella desde la carretera de Llanes a Cué. Al llegar, un paisaje de lo más peculiar espera al bañista: restos calizos, erosionados por el agua, han formado, allí, fotogénicos pináculos de piedra en forma de pináculos. ¿No se ha recibido suficiente carga de inspiración? Bueno, pues entonces habrá que probar con otros deliciosos parajes esparcidos, aquí y allá, por este tramo de la costa asturiana: Cuevas del Mar, San Antolín, Gulpiyuri, Barro, La Ballota...