Los calares del río Mundo y de la sima
Segunda zona de España en lo que a concentración de dolinas (suerte de pequeñas depresiones horadadas en la roca) se refiere, la variedad de formas geológicas de la postal es sencillamente espectacular. Repartido a lo largo y ancho de los municipios albaceteños de Cotillas, Molinicos, Riópar, Víanos, Villaverde del Guadalimar y Yeste, todo el karst (a los paisajes de roca caliza se les llama así) presenta un excelente estado de conservación, lo que ha permitido conservar una amplia biodiversidad en él. Y es que, y tan sólo en el apartado correspondiente a los vertebrados, estaríamos hablando de, nada menos, que de 174 especies catalogadas: 6 son peces, 8 corresponden a anfibios, 17 son reptiles, 109 pertenecen al grupo de las aves y 34 son mamíferos. Entrando en el detalle, y entre los nombres de especies que más pueden sonar y atraer estaríamos hablando de águilas reales y perdiceras; búho real, halcones peregrinos; buitres leonados; cabras montesas; ciervos; muflones; jabalíes, ardillas… Y eso es sólo un breve apunte de lo que ha convertido a éste lugar en uno de los parajes más visitados de toda España, con viajeros, curiosos, excursionistas y turistas que vienen a admirar, por ejemplo, como el agua se despeña en cascada desde una altura de cien metros –eso sin contar los espeleólogos que, con los conocimientos y la autorización preceptiva, se lanzan a la exploración de la Cueva de los Chorros-.
Y es que no hay más que dejar resbalar la mirada por el entorno para admirarse de cómo es capaz el agua, aunque sea como consecuencia de un fluir de millones de años, de haber tallado todo lo que los ojos contemplan en estos calares: un escarpado valle; un corolario de cuevas kasrsticas; una red de túneles que, aún hoy en día, se pierden, en parte, en lo desconocido; vías de agua que emergen con la misma facilidad que se sumergen; los impresionantes acantilados del valle de los Chorros…¿cómo? ¿cómo ha sido posible?. El paciente trabajo de la Naturaleza es la respuesta.
Claro, que sería erróneo pensar que el lienzo del paisaje del parque sería únicamente un dibujo de formaciones rocosas. Muy al contrario, la abundancia de agua ha permitido que en el terreno crezca una rica masa arbórea, floral y arbustiva compuesta, entre otras especies, de pino laricio, rodeno y carrasco; tejo; rebollo; quejigo; encina; arce; fresno; sauce y matorral.
Bien marcado y de dificultad baja y media –según se asciende el camino se empina y la altura de los cortados se eleva, por lo que no es recomendable para personas con vértigo- desde el aparcamiento del parque nace un sendero a disposición de quien quiera, y desee, acercarse hasta el nacimiento del río Mundo. Allá arriba se ha instalado un mirador con vistas… de vértigo. Subir y bajar llevará entorno a las dos horas y media y, en caso de que el día se despierte con malas condiciones meteorológicas se recomienda dejar la ascensión senderista para otro día: el camino, en algunos tramos, se acerca bastante al borde de la pared, lo que podría entrañar un cierto peligro en condiciones de mala visibilidad.