Ciudad Real

Las calles La Palma y Moreía; las plazas Mayor, Cervantes y Pilar. Si algo caracteriza a Ciudad Real es la ruta de tapas que cualquier viajero puede dibujar mientras camina por distintas calles y plazas del centro de la ciudad. A veces sobre recetas más elaboradas; otras, ofreciendo elaboraciones más tradicionales, el caso es que la oferta gastronómica de la zona - pisto manchego, el asadillo, el tiznao, las patatas con huevo, el magro con tomate, los huevos rellenos con bechamel…- es de lo más amplia y sugerente. Y es que tan asentada está la tapa en el territorio que, cada año (en mayo y en octubre, habitualmente), hasta se organizan dos semanas de la tapa a las que han bautizado con el nombre de Tapearte. Vamos, que nadie podrá decir que se queda sin fuerzas en su recorrer por el arte, los monumentos y la arquitectura de esta ciudad.

A medio camino entre Castilla y Andalucía, algo que se nota en la forma de ser y hablar de sus habitantes –algo parecido sucede en la vecina provincia de Albacete-, el viajero hará bien en madrugar para respirar, sentir esta ciudad. Para ello deberá dejarse caer, a eso de las diez de la mañana. por la plaza Mayor, la misma ágora a la que más tarde volverá a comer tapas…ricas tapas. Pero aún es temprano para ello, pero no para tomarle el pulso a la ciudad. Curiosa mezcla visual, alimentada por los edificios del ayuntamiento nuevo –neogótico e inaugurado en 1976- y antiguo –Casa del Arco; ss. XV-XVIII-; la Posada del Sol (s. XVIII)… el viajero no podrá por menos que sorprenderse de que tanta variedad, de alguna manera, case estupendamente. Y así, sorprendido, uno abandona la plaza bajo los soportales del pasaje de la Alcaicería. Busca la calle de los Caballeros.

La Calle de los Caballeros es calle para ser paseada con calma, admirando bellos edificios como un palacio clasicista del año 1887 o entrando a conocer el muy interesante Museo Provincial, en el que se exponen los más interesantes restos arqueológicos encontrados en los muchos yacimientos arqueológicos hallados en toda la provincia de Ciudad Real… empezando por el muy cercano de Alarcos. Algo más adelante, sin abandonar la calle en la que nos encontramos, hay que estar atento a la programación del Antiguo Gran Casino. Célebre por su peculiar decoración -lámparas de araña, radiadores construidos como muebles con patas…- el establecimiento suele ser frecuente lugar de organización de exposiciones, conciertos y presentaciones.

Después de visitado el Museo Diocesano y su importante colección de arte religioso, el paseo abandona la calle de los Caballeros y se encamina hacia la plaza de los Mercedarios, así llamada por estar aquí el edificio del antiguo convento de la Merced (siglo XVII) y actual Museo de Arte Contemporáneo, institución que custodia –y muestra- piezas de, entre otros importantes creadores, de Antonio López, Chillida, Tàpies, Saura y Barceló.

Quizás sea hora de tomar un tentempié, de respirar y relajarse… antes de seguir buscando los tesoros de esta ciudad, como una catedral tardo gótico cuya única nave se eleva treinta y cuatro metros sobre el suelo. Una sorpresa más en una ciudad que cautiva en la cercanía de sus secretos. Ah… No dejar de pasarse por la plaza Mayor –tapas aparte- para escuchar un soberbio carillón que suena a marcha a las 12.00, 13.00, 14.00, 18.00 y 20.00, y además, en verano, a las 21.00 y 22.00. Es uno de los espectáculos más coloristas de la ciudad… lo mismo que el más que interesante Museo del Quijote, cerca de la estación del AVE, donde se ha recreado la imprenta en la que, supuestamente, se habría impreso la primera edición del universal libro.