Salamanca
¿Cómo lograr que forasteros y nativos convivan en una ciudad sin que los unos ocasionen molestias a los otros… y viceversa? Pues quizás haya que ir a preguntar en Salamanca, histórica ciudad castellana en la que salmantinos, estudiantes de aquí y de allá y turistas de todas las esquinas del Planeta Tierra habitan en plácida convivencia. ¿Damos un paseo por sus calles históricas e intentamos descubrir el secreto? Vamos, pues.
Millones de veces fotografiada, la Plaza Mayor de Salamanca tiene a gala ser una de las más bonitas de toda Europa. Enmarcada entre pasajes porticados con ochenta y ocho arcos y adornada de medallones de personajes célebres como Miguel de Cervantes, bien que puede comenzar el paseo con un desayuno en el café Novelty, antaño muy frecuentado por el escritor Torrente Ballester, de quien se ha colocado una estatua sentado en una de las mesas del local.
La Plaza del Carrillo, con sus tenderetes de recuerdos; Rúa Mayor; Casa de las Conchas… Una vez desayunados, el paseo salmantino transcurre sin prisa pero sin pausa. Así, los pasos del caminante acaban por desembocar en la Calle de la Compañía, por encima de cuyos tejados despuntan las torres de la Iglesia de la Clerecía y de la Universidad Pontificia. Aquí merece la pena sosegar el paso, puesto que se ha llegado a una de las calles más hermosas y monumentales de toda Salamanca, a una calle en la que, a poca imaginación y sensibilidad que se tenga, se percibirá como embarga la extraña sensación de que el tiempo se ha detenido mientras se camina por hermosos edificios como el Palacio de Monterrey, el Convento de las Úrsulas o el Colegio del Arzobispo Fonseca o se desemboca en la muy fotogénica plaza de Anaya. Aquí un delicioso jardín regala un agradable descanso.
A falta de una, Salamanca tiene dos catedrales: la Vieja y la Nueva. Quedan a tiro de piedra de la Plaza Anaya, así que, ¿qué mejor momento para acercarse a conocerlas que ahora? Al acercarnos a la Nueva, es probable que encontremos a gente que parece estar buscando algo en la fachada…y tal cosa están haciendo ¿pero, qué buscan? Pues las figuras que, diferentes tallistas que participaron en sucesivas restauraciones, allí dejaron: un astronauta, un mono que se está comiendo un helado, una cigüeña.
Intramuros de la catedral nueva (gótica), encontramos el acceso a la catedral vieja (románica) que, a su vez, da acceso a una terraza que se extiende por el tejado de ambas seos y desde la que el paseante, cámara en ristre, no se privará de sacar excelentes panorámicas de la ciudad. De entre los edificios que desde allí se distinguen, la Universidad, una de las joyas de la ciudad, se percibe sin dar ocasión a la duda. Luego, cuando bajemos a la calle y nos enfrentemos a su hermosa portada plateresca, descubriremos un detalle que, evidentemente, no podremos apreciar desde las alturas de la catedral: la famosa rana tallada que se ha convertido –por obra y gracia del merchandising- en símbolo de la ciudad. Incluso dicen que si un estudiante la encuentra (sin ayuda) aprobará el curso.
Toca bajar ahora por la muy bohemia calle de Los Libreros. Se va camino de la Casa Lis Museo de Art Nouveau y Art Decó, una mansión modernista que hay que visitar si o si. Además, cerca queda un rincón imprescindible para románticos: el Huerto de Calixto y Melibea, un jardín del que, se dice, se reunían los amantes Calixto y Melibea, protagonistas de La Celestina, una de las obras más universales de la literatura española. Es perfecto para descansar, dejarnos llevar por el olor de sus flores y obtener una espléndida panorámica de Salamanca, con las catedrales de fondo. Una vez descansados, tocará volver a la plaza Mayor –y alrededores- donde espera una estupenda colección de bares y tapas.
Qué ver o hacer en Salamanca y alrededores
Isabel,
Salamanca (Salamanca)
Ideal para disfrutar de unas maravillosas vacaciones
Salamanca, Ledesma y Alba de Tormes, preciosos todos ellos. Disfrutamos de una obra de teatro el el castillo de Ledesma.
Miguel,
Salamanca (Salamanca)
Buena gastronomía y ciudad muy bonita de visitar.
En Salamanca es un gustazo visitar el casco viejo, todo es monumental y con mucha historia. La gastronomía muy buena, gran cantidad de bares y restaurantes para comer y tapear. En general muy buen sitio para pasar unos días de turismo de interior.
María Jesus,
Salamanca (Salamanca)
La ciudad es preciosa,se come muy bien calidad precio,los monumentos muy bien cuidados
Salamanca
Carmen,
Salamanca (Salamanca)
El hotel muy cerca de la plaza mayor. Se descansa muy bien. Y se come muy bien también.
Olga,
Salamanca (Salamanca)
El casco histórico de Salamanca es precioso. Recomiendo el hotel San Polo para conocer Salamanca.
Francisco Javier,
Salamanca (Salamanca)
Para picar informalmente Restaurante Las Bravas relación calidad precio buena. Salamanca es muy acogedora y hay que verla obligatoriamente. Ciudad preciosa.
José Manuel,
Salamanca (Salamanca)
Ciudad para visitar y disfrutar
Ciudad agradable para visitar y pasear. Merece la pena el paseo por el centro de la ciudad, donde se respira historia. Imprescindible la Plaza Mayor, las Catedrales y la Universidad, pero si hay más tiempo se tendría que entrar en San Esteban, Casa de las Conchas y Clerecía. Y en tus paseos sentarse con un helado en la Plaza de Anaya, el Patio Chico o el jardín de Calixto y Melibea, sin olvidarse del Puente Romano. Finalmente la hostelería es amplia y variada, la calle de la Rúa y alrededores de la Plaza Mayor, aunque yo destacaría un rinconcito, en la calle Serrano que se llama Don Quijote y donde se come bastante bien y a un precio aceptable. Si te gustan los pinchos es conveniente alejarse del centro y llegarse hasta la calle Van Dick, muy recomendable. En resumen una ciudad donde casi todo el mundo puede encontrar un lugar donde pasar unos días de relax donde combinar cultura, historia y gastronomía.
Cristina,
Salamanca (Salamanca)
Preciosa ciudad, cada rincón único. Volveremos
Anselmo,
Salamanca (Salamanca)
El conjunto histórico artístico
Eva,
Salamanca (Salamanca)
Salamanca, Patrimonio de la Humanidad.
Pasear por el casco histórico de Salamanca a primera hora de la mañana en pleno verano es una experiencia extraordinaria. Un desayuno en una clásica cafetería de la Plaza Mayor admirando esa magnífica vista. Recorrer esas calles con multitud de edificios emblemáticos con esa piedra rojiza que los caracteriza, un verdadero placer. No tuve oportunidad de visitar ningún museo ni entrar en la catedral, pero solo pasear la ciudad ya merece la pena. Muy bonita ciudad. Muy recomendable una visita a Salamanca!
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