Casa Gispert, fundada en 1851

Con un horno tradicional y visitable que, posiblemente, único en toda Europa, aún, tuesta los frutos secos (todos los imaginables y no imaginables) de manera natural –con leña de olivo y encina- el viejo comercio, que ha modernizado su oferta de productos con venta de productos gourmets y ecológicos, es una verdadera delicia para la vista y el olfato.

El lugar es de esos que, habitualmente, suelen decirse de foto: el mostrador de una pieza, las estanterías de madera, los cajones alineados y las cestas de esparto que muestran los tostados calientes y humeantes.

Un consejo: si el viajero gusta del bocato de cardinali, no debe dejar de probar las almendras y avellanas de la casa. Cultivadas por payeses en la propia Cataluña y tostadas en el local por Marc, la mano experta que enciende y apaga el horno, han sido premiadas como la mejor almendra y avellana tostadas de toda Europa.