Parc de la Ciutadella
Un refugio del que evadirse del ruido de la gran ciudad –en este caso, de Barcelona-. Esto es, precisamente, lo que encuentra todo aquel que se acerca al Parc de la Ciutadella (o Parque de la Ciudadela, para los castellanoparlantes), en el distrito de Ciutat Vella. En general no muy concurrido (en comparación con otros lugares de la Ciudad Condal), tal y como se comprueba a simple vista cuando se recorre este espacio verde a medio camino entre un parque, un jardín y un bosque. Un espacio en el que uno puede pasar tranquilamente la tarde con un buen libro, sentado en el césped y, a menudo, dejándose mecer por el sonido de algún instrumento que suena armonioso y no demasiado lejano… aunque las autoridades ya se han ocupado de hacer desaparecer los artistas callejeros que daban, hasta hace poco, vida al parque: bongos, jambees, malabaristas… Consta de 10 entradas para acceder a sus más de 17 hectáreas (que se transforman en 31 si tenemos en cuenta el zoo que allí se encuentra) convirtiéndose en el segundo parque urbano más grande de Barcelona, después de Montjuic. Fundado con ocasión de la Exposición Universal de 1888, este parque tiene un cierto parecido –aunque sea más pequeño- con el Retiro madrileño en sus jardines burgueses, sus praderas de césped y sus estatuas –además de su fuente-.
Único parque de la ciudad durante muchos años, aquí estaba la antigua fortaleza de la ciudad, de ahí el nombre. Quien conozca los Jardines de Luxemburgo de París, encontrará cierta semejanza –aquel fue el modelo de éste- y si el parque parisino alberga la sede del Senado de Francia, éste de Barcelona alberga la sede del Parlamento de Cataluña.El Parque de la Ciudadela fue declarado en el año 1951 como monumento histórico-artístico y figura como Bien Cultural de Interés Nacional y Cultural del patrimonio español.