Altafulla

“Altafulla, déjate embrujar”. Así nos invita el slogan de esta localidad de la Costa Dorada a pasar unos días en su encantador casco para disfrutar de su personalidad y de sus playas de arena fina. Llegar hasta ella es muy sencillo, ya que su localización, a escasos 10 minutos de Tarragona y a 20 minutos de la estación de Camp de Tarragona (donde para el AVE), es un aliciente más para visitarla. Además, el Aeropuerto Internacional de Reus, donde llegan un gran número de vuelos low cost, está a escasos 20 minutos de distancia. A ello hay que sumar una parada de tren convencional en la propia localidad con conexión con Barcelona, Tarragona y Port Aventura, así como líneas de autobús interurbano con enlace con ciudades como Zaragoza, Lérida, Barcelona, Salou o Barcelona, entre otras. Asimismo circula la línea 9 del autobús urbano de Tarragona.

Hay que saber que Altafulla se divide en tres núcleos: Altafulla pueblo, que es parte más antigua donde viven la mayoría de vecinos; Altafulla playa, la zona de la costa en la que se localizan el mayor número de hoteles de la localidad y las urbanizaciones como Brisas de Mar, con apartamentos. Normalmente, los viajeros eligen la zona de la costa para disfrutar de la playa cómodamente. Allí se pueden encontrar hoteles desde dos a cuatro estrellas, algunos de ellos equipados con piscina y preparados para unas vacaciones en familia.

El atractivo de Altafulla no es algo nuevo, sino que esta población tiene sus orígenes en época romana, vinculada siempre a la rica Tarraco. Altafulla fue la villa romana de Els Munts de Altafulla, y esta forma parte del conjunto arqueológico de la Tarraco romana, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se puede visitar y en verano, en coordinación con el Museo Arqueológico de Tarragona, se realizan visitadas guiadas teatralizadas que explican el yacimiento de Els Munts. Además, la localidad cuenta con más atractivos patrimoniales como son la plaza de la Iglesia, un conjunto formado por el castillo, la rectoría y la iglesia de San Martín; la zona de Vila Closa, que no es sino el antiguo núcleo medieval amurallado o el curioso Passeig de Botigues de Mar, donde se guarda el aroma marinero de la villa con los antiguos almacenes de los pescadores. Otro lugar que hay que ver es la Plaza del Pou, donde se levanta el Ayuntamiento y donde se pueden observar tanto casas señoriales como parte de la muralla que se conserva.

No obstante, el mayor atractivo de Altafulla es su costa con las playas de Altafulla y la cala Canyadell. La playa principal es la de Altafulla, galardonada con Bandera Azul, y con más de 1.000 metros de arena entre el cabo Gros hasta La Roca de Gaià. Es importante saber que es una playa adaptada, puesto que cuenta con un acceso para personas con movilidad reducida. Dispone de servicios de socorrismo y allí se localiza el Club Marítimo de Altafulla. La cala Canyadell es una pequeña cala al abrigo de El Roquer de Torredembarra. Tiene solo 60 metros de longitud y 35 metros de ancho, suficientes para pasar un día tranquilo sobre su arena dorada.