Qué ver en Plasencia

​Plasencia es la capital del hermoso Valle del Jerte, en plena Ruta de Plata romana, a 78 kilómetros de Cáceres y 150 de Mérida, perteneciente a la provincia extremeña de Cáceres. Apodada como la perla del Jerte, Plasencia es un tesoro lleno de historia que aguarda con sus casas solariegas y sus paisajes de cerezos en los alrededores. Su nombre viene derivado del lema que aparecía en su escudo cuando se fundó en 1186: Ut placeat Deo et hominibus, que viene a significar que es un placer tanto para dios como para los hombres.

Dispone de un casco histórico con mucho encanto, que es además donde se localizan gran parte de los hoteles de la ciudad. Cuenta también con un Parador Nacional que ocupa un edificio del siglo XV, acondicionado para dar el mejor de sus servicios a los huéspedes durante la estancia y que anteriormente era el antiguo Convento de San Vicente Ferrer. No hay que dejar de patear el casco de este municipio para ir descubriendo poco a poco los edificios y monumentos que hacen de Plasencia un lugar muy especial. Mención aparte merece su catedral, que está dividida en la Catedral Vieja, de estilo románico y gótico, y la Catedral Nueva, ya renacentista de estilo plateresco. Su vista es un indispensable para todo viajero. En la misma plaza se ubica la Casa del Deán, otro edificio con historia en el que merece la pena detenerse.

A través de sus callejones estrechos, llenos de casas nobiliarias en las que los escudos las delatarán, se llega a calles como la Zapatería o Trujillo, donde se ubicaba la judería del siglo XV. El corazón de la ciudad es la Plaza Mayor, enclave en el que se sitúa el Palacio Municipal (ayuntamiento). En la torre del campanario del mismo si afinamos la vista, descubriremos al Abuelo Mayorga, uno de los símbolos de Plasencia que no es sino una figura humana que cuelga de la torre. En la plaza proliferan también los bares, donde tomar un café o un refresco en sus terrazas acompañados de tapas. Los martes hay mercado en la plaza, así que si coincide vuestra visita, no dejéis de echarle un ojo a los puestos. Saliendo del casco se llega hasta las murallas, una construcción defensiva que rodeaba la ciudad desde principios del siglo XIII. Se puede recorrer por fuera para observar las 21 torres que aún se conservan de las 71 originales.

Además, desde Plasencia se pueden hacer excursiones para descubrir el Valle del Jerte, especialmente conocido por sus cerezos. La mejor época para visitarlo es primavera cuando las flores de estos árboles comienzan a brotar y cubren de blanco los paisajes. Es una temporada con bastante afluencia de viajeros, así que si queréis viajar durante la floración del cerezo al valle del Jerte, lo mejor es que escojáis con tiempo el hotel en Plasencia para que tengáis plaza segura. Para disfrutar de toda su belleza, lo más recomendable es viajar en coche por la zona, usando carreteras secundarias, ya que los cerezos rodearán vuestro camino. Acercaros a lugares como el puerto de Tornavacas, cuyo mirador os ofrecerá una vista espectacular.