Finisterre

Su propio nombre indica la sensación que produce asomarse a los acantilados de su costa. Durante muchos siglos Finisterre era considerado como el fin del mundo, donde se acababa la civilización y a partir del cual sólo aguardaba la inmensidad del mar. Aunque ya sepamos que esto no es correcto, el cuerpo y la mente entran en simbiosis para disfrutar del paisaje de Finisterre como si fuera el final del mundo y más cuando uno admira uno de sus hermosos atardeceres. De hecho, que el Camino de Santiago continúe hasta sus latitudes para terminar la peregrinación ayuda a que este hecho siga presente en las mentes de los viajeros.

Finisterre es el punto más occidental de la Península Ibérica, y ocupa una zona costera de gran belleza, donde el contraste entre los acantilados y el mar se funden en una instantánea única. El pueblo de Finisterre a día de hoy es una localidad de poco más de 4.600 habitantes que se preparara, sobre todo los meses de verano, para que los viajeros disfruten de la Galicia más marinera. Dispone de una amplia red de establecimientos, la mayoría de gestión familiar, que ofrecen estancias con encanto, algunas de ellas en puntos de gran belleza y en edificios emblemáticos. También hay posibilidad de alojarse en apartamentos completos, ideales para quienes viajan en familia.

En Finisterre no hay que dejar de acercarse hasta su puerto para ver cómo las barcas van y vienen en constante movimiento confiriendo a la villa su ambiente de pescadores que también se deja sentir en las calles y tascas de su parte antigua, donde se puede degustar pescado fresco y marisco en la barra mientras se toma un vino de la zona. Otro lugar indispensable es la iglesia de Santa María das Areas, un templo románico con una talla, la del Cristo de la Barba Dorada, de gran veneración en el municipio y de la que aseguran aún le crecen el pelo y las uñas. También hay que visitar las ruinas de la ermita de San Guillerme, el Castillo de San Carlos (donde se ubica el Museo del Mar) o la Capilla de Nosa Señora del Bo Suceso.

Por supuesto el mayor atractivo es el Faro de Finisterre, el salvavidas de los marineros que navegan por la Costa da Morte. Se puede llegar en coche, pero si se tiene tiempo y la oportunidad de hacerlo, os recomendamos que vayáis a pie, ya que el paisaje merece la pena y suele estar lleno de vida gracias a los peregrinos que van y vienen. Allí, desde el faro observaréis la amplitud del mar que se extenderá ante vosotros.

Igualmente, hay que tener en cuenta que en el término municipal se pueden encontrar varias playas para disfrutar de las aguas del mar. La más popular es la Playa de Langosteira, totalmente equipada y con servicios adaptados para personas con movilidad reducida. Otras playas que se extienden en Finisterre son las Playa de Talón, la Playa de Corveiro, la Playa de la Ribeira o la Playa del Rostro, entre otras. Algunas playas son más peligrosas que otras por las mareas y los acantilados, así que antes de ir, es siempre recomendable consultar el estado del mar y del tiempo.