Santiago de Compostela

Santiago de Compostela no es “un” destino, es “el” destino. Es la meta del Camino de Santiago, un itinerario milenario que atesora historia y cultura en cada uno de sus pasos. Los peregrinos encuentran en la ciudad gallega reposo al final para su largo viaje, pero también la grandeza de su Catedral o la magia de las rúas y plazas del casco histórico. El visitante más mundano disfrutará de esto, y también de joyas gastronómicas como el pulpo a feira, la típica empanada o el marisco.

A Santiago de Compostela se puede llegar caminando, cómo no, pero también volando. El Camino tiene su encanto, pero para los impacientes, Santiago cuenta con un aeropuerto comunicado de forma directa con ciudades como Valencia, Madrid, Barcelona o Sevilla. Por tierra o aire, el viajero arriba a una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, situada entre verdes bosques y cercana a las rías gallegas.

Como buena tierra de peregrinos, no faltan los hospedajes. Quizás el más destacado es el Parador de Santiago de Compostela. Considerado el hotel más antiguo del mundo -surgió en 1499 como lugar de descanso para los caminantes-, este lujoso establecimiento está situado en plena plaza del Obradoiro. Para aquellos que busquen algo más económico, la oferta de hoteles en Santiago de Compostela es amplia, y es fácil encontrar alojamiento en pleno centro, en edificios históricos, por muy buenos precios.

La Catedral de Santiago es el lugar más destacado de la ciudad. Con más de mil años de historia, es la obra más sobresaliente del arte románico en España, y guarda, según la tradición cristiana, el sepulcro del Apóstol Santiago. Si se visita a las 12 de la mañana, se podrá ver en funcionamiento el famoso botafumeiro, el enorme incensario que sobrevuela a los peregrinos. Desde las cubiertas del templo se puede apreciar el espectacular conjunto monumental de la ciudad. Los monumentos asaltarán al visitante en su callejear por casco histórico, donde podrá parar en algún bar o restaurante a disfrutar de los excelentes productos del mar, acompañados de una copa de vino de alguna de las cinco denominaciones de origen gallegas.