Qué ver en Lugo

Lugo es la ciudad más antigua de toda Galicia. Fundada en el 25 antes de Cristo, esta localidad presume de un pasado romano único que se puede recorrer a través de su muralla, declarada como Patrimonio de la Humanidad. Desde entonces esta ciudad de menos de 100.000 habitantes no ha parado de latir para ofrecernos a día de hoy un destino cultural y culinario muy completo, del que no escaparemos sin pisar sus concurridas tabernas de su parte más antigua.

Para disfrutar al máximo de Lugo viajaremos hasta sus orígenes, hasta Lucus Augusti. Una buena manera de sumergirse en su historia es introducirse en la termas romanas del río Miño. Tras empaparnos de su historia hay que seguir caminando a lo largo del río para ver el Puente Romano y acercarnos así hasta la Muralla, que data del siglo III. Para subir a ella, una actividad altamente recomendable, hay que ir hasta la Porta de Santiago donde unas escaleras frente a la Catedral permiten subir a los dos kilómetros que se pueden recorrer mientras se observa el casco de Lugo a los pies. A lo largo del camino también se descubren sus 71 torreones que se conservan.

En el casco hay mucho por hacer. Para los que quieran seguir con el turismo cultural, una buena idea es acercarse hasta la Catedral. Tras su fachada neoclásica se esconden tres naves románico-góticas y la venerada capilla de la Virgen de los Ojos Grandes, que alberga una talla de la misma, cuyo rostro y retablo merece la pena observar. También dentro destaca una escultura del Cristo Majestad del siglo XIII. Si lo que se quiere es callejear para ir descubriendo edificios, casas solariegas y plazas, no hay problema porque dentro de las murallas, Lugo aguarda con todos sus secretos por descubrir. Se puede decir que el corazón de este municipio es la Praza do Campo, el antiguo foro romano y lugar de mercado durante muchos siglos. Es en esta plaza y en los alrededores es donde se congregan la mayor parte de tabernas que esperan a que los viandantes hagan un alto en su camino para degustar el vino de la zona (con el Ribera Sacra a la cabeza) junto a una tapa. En esta zona también hay restaurantes con gran tradición.

Tras un buen vino, aún quedan lugares por descubrir en esta localidad como la Praza da Soidade, con la iglesia gótica de San Pedro; el Museo Provincial, con un gran número de vestigios romanos, entre los que destaca el mosaico de Dédalo y Persifae y la Praza de Santo Domingo, con el Convento de las Madres Agustinas. Asimismo dentro del casco hay que hacer un alto en la Plaza Mayor, donde está la Casa Consistorial, un hermoso edificio que merece la pena ver. Fuera de la muralla, Lugo también se extiende. Allí destaca el Parque Rosalía de Castro, un área de descanso, en la que aguarda un mirador sobre el Miño. Junto al parque se encuentra otra buena zona de tapeo y vinos.