Aeropuerto de Madrid - Barajas

El aeropuerto de Madrid-Barajas es el primero de España por número de pasajeros y uno de los primeros de Europa y del mundo. Con cifras de pasajeros que se acercan a los cuarenta millones de pasajeros anuales, no es de extrañar que la infraestructura de hoteles y apartamentos haya crecido notablemente en su entorno. Los apartamentos y hoteles del aeropuerto de Madrid-Barajas se encuentran en las proximidades de este y es frecuente que tengan un servicio gratuito de transporte continuo con el aeropuerto. Son muchos los pasajeros que toman una conexión temprano en la mañana o que tienen que hacer noche en Madrid que aprovechan las múltiples opciones que presentan los hoteles y apartamentos del aeropuerto de Madrid-Barajas. Las buenas instalaciones, los precios sensiblemente menores que los que se pueden encontrar en la propia ciudad hacen que también haya crecido el número de turistas que se instalan en los hoteles y apartamentos del aeropuerto de Madrid-Barajas sin ser usuarios del mismo.Tan solo aprovechan las ventajas que ofrecen y los utilizan como base de operaciones.

El aeropuerto de Madrid-Barajas es un destino visitado diariamente por más de cien mil pasajeros que llegan a la ciudad o que salen con otro destino nacional o internacional. Se trata de una infraestructura con cuatro terminales, una de ellas la terminal 4 situada en otra ubicación. La comunicación entre terminales y con el centro de Madrid es muy buena, con servicio de metro, de bus e incluso de tren, desde la terminal 4. Es por ello frecuente que los que llegan o salen del aeropuerto hayan aprovechado para hacer una visita a la capital de España. Aquí las posibilidades son infinitas, pues Madrid es una ciudad con una vida cultural muy intensa. Visitar el Museo del Prado, pasear por el Retiro, comprar en las tiendas de la calle Serrano, acudir a una obra de teatro o visitar la Catedral de la Almudena son algunas de las opciones. Todo ello sin olvidar las grandes posibilidades gastronómicas que se pueden encontrar y, por supuesto, la irrenunciable opción de ir de tapas por los alrededores de la plaza Mayor.