El Madrid de los Borbones y alrededores

El viajero conoce de sobra la Puerta del Sol de Madrid (ya se sabe, donde las uvas de Fin de Año). Por lo que no tendrá problema alguno en enfilar la calle de Alcalá, elegante y decimonónico espacio que, a efectos prácticos acaba en la plaza de las Ventas, justo al borde de la circunvalación M-30. Antes de convertirse en eje de referencia del barrio de Salamanca, una retícula de calles que surge en el s.XIX para dar cobijo a familias pudientes y comercios de alto rango, la calle habrá de pasar por delante de un buen número de coquetas fachadas como son las de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Casino de Madrid -modernismo y afrancesamiento de 1910-, Circulo de Bellas Artes... altura ésta sobre el que el paseo puede dar un giro e internarse en una zona de chateo y cultura habitada (bares aparte) por teatros y edificios relacionados con el mundillo de las letras. El Ateneo, la casa en la que vivió Lope de Vega y el convento de las Trinitarias, donde fue enterrado Cervantes, quedan por la zona.

El caminante vuelve a retomar la senda de Alcalá para llegarse hasta la plaza de Cibeles, punto central de la más ambiciosa y lograda de las actuaciones urbanísticas, allí donde los reyes/alcaldes quisieron labrarse su inmortalidad en la capital de las Españas. Una capital que, dibujada sobre uno y otro margen de la Castellana - prolongada en paseo del Prado desde Atocha hasta Neptuno y en Recoletos desde allí hasta Colón-, viste allí sus mejores galas: estación de Atocha (el viejo vestíbulo de hierro y cristal es hoy un exuberante invernadero tropical), el centro de arte Reina Sofía (dentro el Gernica y enfrente la cuesta Moyano con sus puestos de libros nuevos y usados), hoteles de postín (tipo Palace y Ritz), el jardín botánico, el museo del Prado -el caminante lo visitará mas tarde junto al resto de museos por los que ahora pase-, la biblioteca Nacional, el viejo café Gijón, los elegantes palacios del s.XIX (hoy remansos culturales como el Thyssen-Bornemimisza y la Casa de América)... o bancos -muchos bancos-. Los estilos arquitectónicos de estos últimos van desde el neoclasicismo del Banco de España al vértigo ultramoderno e inclinado de Puerta de Europa.

El paseo ya ha ido demasiado lejos. Mejor coger un autobús, regresar a Cibeles y Alcalá para visitar el parque del Retiro. Antiguos jardines de un palacio real ya desaparecido, el lugar gira hoy entorno a un gran estanque y a los pabellones de Cristal y Casa de Vacas, donde suelen organizarse exposiciones.

De artes, teatros y cines

Cercado entre la glorieta de Cibeles y la estación de Atocha, el llamado Triangulo de las Artes o de Oro, responde a unos pocos centenares de metros cuadrados que, ocupados por tres museos, custodian una de las mejores ofertas de arte existentes en el mundo.

El primer vértice de ese hipotético triángulo correspondería al museo del Prado, en el que se muestra una de las mejores colecciones pictóricas posibles de los ss. XII-XIX. Aunque centradas especialmente en Goya y Velázquez, sus paredes también tienen espacio para otros grandes maestros españoles y extranjeros, principalmente flamencos e italianos. El propio edificio bien merece una visita como obra maestra del arquitecto Juan de Villanueva (comienzos s.XIX).

Tan sólo hay que bajar algunos metros por el paseo del Prado, cruzar Atocha y allí está: el Centro de Arte Reina Sofía. Además de Picasso y su Gernica, en este espacio exponen obra otros grandes artistas y movimientos de este siglo: Dalí, Miró, Solana, Chillida, minimalismo, abstracción, pop-art...

Remontando de nuevo el paseo del Prado -esta vez por la acera opuesta- el caminante accede al palacio de Villahermosa, en donde hace algunos años se instaló el museo Thyssen-Bornemisza. En su interior un amplio abanico artístico que recoge lo mejor del arte realizado en Occidente, desde los antiguos maestros italianos a los mas cercanos expresionistas: Tiziano, Goya, Van Gogh, Hopper...

Al salir, se continúa subiendo el paseo del Prado para, llegados a Cibeles, remontar Alcalá por la acera de la derecha y acabar en Gran Vía. Abierta en 1918 para conectar los barrios Salamanca y Argüelles, es la calle “de los cines” y de los primeros rascacielos levantados en la ciudad. Muere en plaza España, a los pies del monumento al Quijote y buscando el templo de Debot, un regalo del gobierno egipcio.