Cuevas de Zugarramurdi

Leozar. Así se llama el barrio de Urdazubi/Urdax (Navarra) en el que se encuentran las Cuevas de Ikaburu o Urdax, más conocidas por el nombre de Cuevas de Zugarramurdi, una gruta en la que el agua, en trabajo de millones de años, ha excavado galerías, formado estalactitas. El resultado final del trabajo es bello, muy bello y puede ser contemplado, y admirado, durante una visita guiada que dura unos treinta minutos. Sin embargo, no ha sido el trabajo de la naturaleza lo que ha dado renombre a la cueva, sino que su fama proviene de un ajusticiamiento ocurrido aquí a comienzos del siglo XVII… y en el que la gruta tuvo un papel protagonista. Lo que habría ocurrido es que, allá por el año 1610, la población de Zugarramurdi acusó a cuarenta personas de practicar la brujería. Según las acusaciones, aquellas habrían cometido supuesto delito de brujería al realizar, entre otros actos, hechizos y orgías satánicas en el interior de la gruta. Celebrado el juicio, y rompiendo la norma más común en España, que era aplicar a estos delitos la pena del destierro –el cadalso de las llamas era mucho más común en el resto de Europa que aquí- se mando a doce ellas a la hoguera. Si se está interesado en conocer más detalles, lo suyo sería pasarse por un curioso, e imprescindible, Museo de las Brujas, instalado en una vieja casona del casco antiguo de Zugarramurdi. Dividida la muestra entre las tres alturas de la casa, la muestra incluye un audiovisual que explica en que consistía la caza de brujas –planta baja-; otro sobre como surgió el fenómeno de la brujería y como hacía su trabajo la Inquisición –planta primera-; y un tercero que ayuda a contextualizar como era el mundo de aquella época. Además de todo ello, en el museo también se ha instalado material interactivo y recreado personajes y espacios –como la cocina en la que las brujas preparaban sus brebajes-. Lo dicho: todo un viaje en el tiempo.