Ermita de Nuestra Señora del Socorro

En Pobeña, un barrio perteneciente al municipio de Muskiz(Vizcaya) existe una preciosa ermita con la que es difícil dar si es que no se está muy, pero que muy encima. Escondida entre la hojarasca que crece en la peña sobre la que está construida, y accesible por una escalinata, acercarse hasta aquí ya merece la pena. Y es que el paraje, muy tranquilo, es una suerte de punto de encuentro en el que mar y montaña se hacen uno.

Muy venerada por las gentes del mar que, tradicionalmente, se reunían aquí para ver antes de zarpar, cual era el estado del mar y si debían embarcar o no, el templo es muy querido por los lugareños. Estando uno aquí, a poca imaginación que se tenga, casi se puede viajar –con la mente y la fantasía- al momento en el que los marineros decidían zarpar, no sin antes pedir la protección de la Virgen para sus pesqueros o navíos.

¿Y por qué esta relación entre navegantes e iglesia? Pues porque, según la tradición –recogida en un cuadro custodiado en el interior del templo- la ermita fue construida, hacia el año 1768, por una promesa que hizo el capitán Pedro De Llano, vecino del lugar, al salir con vida de una tempestad en su viaje de La Habana a La Coruña. Marinero aquel, no se hace entonces difícil explicar el porqué la veneración que las gentes del lugar tienen por este templo.

En el interior de la iglesia (además del mencionado cuadro) los altares laterales están dedicados a San Nicolás y San Bartolomé. Por lo que respecta al retablo central, el espacio queda reservado a la imagen de Nuestra Señora del Socorro, talla de madera policromada del s. XVII y a quien está dedicada esta coqueta iglesia.