​Nueva York

Por mucho que hablemos de ella y la veamos en la televisión, Nueva York es una ciudad que hay que experimentarla en primera persona. Sólo así se puede captar todo lo que la rodea, lo que implica, lo que se respira y exhala. Nueva York es uno de esos destinos a los que hay que peregrinar una vez en la vida. Es imposible no sentir nada en sus calles, en sus museos, en sus bares, en sus parques, en sus barrios...

Puede parecernos inmensa e incómoda, y podría serlo si no escogemos una buena localización de alojamiento en la ciudad. En muchos lugares la ubicación es algo básico a la hora de elegir dónde pernoctar, pero en Nueva York es indispensable. Los hoteles en Nueva York se cuentan por cientos, por eso hay que perder un poco de tiempo en decantarnos por uno en concreto para disfrutar así de la estancia en la gran ciudad más cómodamente.

La mejor zona para alojarse, sin duda, es Manhattan, el corazón de la ciudad que enamoró a Woody Allen, el lugar donde se localizan los principales puntos de interés turísticos como el Empire State Building, la Quinta Avenida, Central Park, Times Square, Rockefeller Center... Por la noche, en la misma zona, aguardan los teatros de Broadway con sus luminosos para que nos sentemos en sus butacas con historia para ver alguno de los muchos musicales y espectáculos que pueblan la cartelera. Tampoco hay que dejar de pasarse por Wall Street, simplemente como curiosidad vouyeur para ver cómo son los que manejan la economía mundial.

Además de calles y edificios, Nueva York es un paraíso para quienes adoren los museos y es que la ciudad da cobijo a algunos de los mejores del mundo, no sólo por sus importantes colecciones, sino también por sus innovaciones tecnológicas y didácticas para los visitantes. Algunos de los más importantes, en los que se pueden pasar horas y horas, son el Metropolitan, el MoMa, el Guggenheim, el Museo de Historia Natural o el Museo del 11-S. Pero son sólo un pequeño ejemplo de todos los museos que nos esperan.

A la lista de indispensables en Nueva York se podrían sumar muchos más. Unos de de ellos es la Estatua de la Libertad, convertida en el símbolo del país. Se puede hacer una pequeña excursión en barco para ir hasta la isla de la Libertad y desde allí se puede subir al mirador que alberga. Ya que se está en la zona, se puede visitar la cercana isla Ellis, con su museo dedicado a los millones de europeos que desembarcaron en América en el siglo XIX y XX. Eso sí, para hacerlo hay que reservar los tickets con tiempo ya que suele tener mucha afluencia de viajeros. Tampoco hay que dejar pasar la oportunidad de ver un partido de baloncesto en el Madison Square Garden si nuestro viaje coincide en el calendario de la NBA. Es una experiencia única. Si no tenéis la suerte de que haya un encuentro, el pabellón es visitable con un tour guiado por sus principales espacios de interés. Por supuesto, hay que salir de Manhattan y la mejor manera de hacerlo es cruzar el Puente de Brooklyn para aventurarse por este barrio lleno de rincones.

Una última apreciación a tener en cuenta: en los últimos años, los vuelos a Nueva York desde España son más baratos que antaño, así que ¡no dejéis pasar la oportunidad de visitarla!