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Seattle

Dicen de Seattle que es la ciudad más moderna, abierta y alternativa de todos los Estados Unidos. A escasos 150 kilómetros de la frontera con Canadá en el estado de Washington (no confundir con la capital del país Washington DC), es un destino que sorprende por su ambiente internacional, sus edificios modernos, su música, sus empresas, su café y su calidad de vida.

Muchos relacionarán Seattle con la música grunge, el estilo de garaje de los 90 que cautivó a toda una generación con grupos tan relevantes como Nirvana, Pearl Jam o Soundgarden. Será esta la banda sonora que nos acompañe a lo largo de nuestra visita a Seattle. Su edificio más representativo es el Space Needle, una suerte de nave espacial que sobrevuela el cielo de la ciudad. Cuenta con nada más y nada menos que con 184 metros de altura. Se levantó en 1962 en pleno corazón de Seattle como torre de comunicación. A día de hoy cuenta además con un restaurante giratorio al que merece la pena subir para disfrutar de las mejores vistas del lugar. En la actualidad está en pleno proceso de reforma, así que antes de dirigiros allí, preguntad en la recepción del hotel a ver si ya está abierto. Si es así, desde allí, mientras se degusta un plato típico de la zona, podréis observar una panorámica de 360 grados del lugar. Si no, hay otras plantas y puntos interesantes en su interior. En los alrededores se encuentra el Seattle Center, por el que transcurre el Monorail de Seattle que va hasta el Westlake Centrer, un centro comercial de gran fama en la ciudad.

Seattle es cuna de pioneros. Por eso en su territorio se pueden visitar muchos lugares icónicos, especialmente interesantes para mitómanos. Aquí se ubica el primer Starbucks, cadena multinacional del café, que atrae a millones de consumidores en todo el mundo. Se localiza en Pike Place Market y data de los años 70. Asimismo, este es el emplazamiento elegido por Bill Gates para instalar su cuartel general. Microsoft tiene aquí sus oficinas en el campus Redmond, creando un ambiente internacional, ya que en sus filas emplea a trabajadores de todo el mundo. Además fue en Seattle donde surgió la compañía aérea Boeing, así que se puede visitar el Museo dedicado a la empresa en el que se puede subir abordo de un avión presidencial y un Concorde.

Más tranquilos son los paseos que se pueden dar en la zona de los muelles al atardecer o a media tarde, en los que se observarán gaviotas sobrevolando el lugar, pero también focas y en ocasiones especiales orcas. Para ver más animales una visita al Seattle Aquarium es obligatoria, sobre todo si se viaja con niños, ya que está concebido para pasar horas de diversión en su interior. Los adultos podrán pasear por barrios como Belltown, Capitol Hill y Safeco Field para disfrutar de su ambiente diurno y nocturno. Y si lo que se quiere es ver naturaleza, hay que coger un coche y acercarse a alguno de los parques naturales de los alrededores como Olympic Peninsula, North Cascades y Mount Rainier. Unos parajes naturales que no dejarán indiferente a ningún viajero.