Museo Rodin… más que un museo

Mandado construir por un peluquero que se hizo rico emitiendo papel moneda, el palacete, y la finca/jardín de tres hectáreas que lo rodea, es un verdadero vergel, un pequeño paraíso de la belleza y del buen gusto en el que elementos arquitectónicos de diversos estilos (fachadas de tradición clásica y renacentista y remates de inspiración arquitectónica popular), combinados con un jardín que regala impresionantes vistas sobre Los Inválidos, sirven de marco expositivo para lo mejor de la obra de este singular artista.

Visitar el Museo Rodin es hacerlo a uno de esos lugares en los que uno, a cada paso, va descubriendo obras de esas que, recuerda, ha visto cientos de veces en la televisión, libros, estampas…¿O quien no ha visto nunca una reproducción del Pensador, El Beso o de Las Puertas del Infierno?

En total son más de seis mil seiscientas piezas las que el Museo Rodin custodia y posee -evidentemente no todas ellas expuestas- entre mármoles, bronces, terracotas, pinturas, yesos, ceras, cerámicas, pastas de vidrio, gres y diseños de Rodin… o de otras artistas cercanos y/o amigos como Camille Claudel, Monet, Renoir o Van Gogh.