​Aix en Provence

Los sentidos son capaces de colapsar en poco tiempo al llegar a Aix-en-Provence. La belleza de la antigua capital de la zona histórica de la Provenza se combina a la perfección con unos campos en los que la lavanda y otras flores crean un espectáculo de color y olor irresistible. Pero aún hay más, y es que disfrutar de una escapada a esta notable ciudad del sur de Francia es una buena idea para relajarse descubriendo rincones que sobresalen por ofrecer al visitante un ambiente idóneo para descansar, visitar museos y monumentos o acercarse a algunas de las grandes ciudades que se encuentra a tan solo un paso de aquí. Todo para crear un espacio que hay que vivir de cerca.

Qué ver en Aix-en-Provence

Hay mucho que ver en esta ciudad para todo aquel que sea un amante de la historia o del turismo más monumental. Fundada hace más de 2000 años, esta localidad ha visto pasar a diversas culturas que siempre han dejado su huella de una u otra forma. Por ejemplo, la iglesia de la Madeleine es uno de los mejores ejemplos de la importancia que tuvo el siglo XVII para la zona. También hay que visitar la iglesia de Saint-Jean-de-Malte y, por supuesto, la imponente catedral gótica de Saint-Sauveur. Pero no son los edificios religiosos los únicos que destacan en la ciudad. El ayuntamiento del siglo XVI o la Torre del Reloj son otros dos espacios que tienen que estar incluidos sí o sí en cualquier ruta que pretenda despejar todos los secretos de esta localidad francesa.

Qué hacer en Aix-en-Provence

Si sus monumentos dan para pasar unos cuantos días caminando por sus calles, los lugares de ocio y cultura de esta ciudad no se quedan en absoluto atrás. Una de las visitas más interesantes es la que lleva al estudio de Paul Cézanne. El genial pintor era originario de esta ciudad y aquí fue donde dio sus primeras pinceladas, algo lleno de interés sin la menor duda. El Museo de las Tapicerías es otro espacio ideal para disfrutar al máximo de la zona. La elaboración de estos paños fue muy importante para la ciudad en algunas épocas y la colección de este espacio museístico da buena prueba de ello. Por último, descansar en la Place des Quatre-Dauphins con su imponente fuente y las mansiones que la rodean es algo que no hay que dejar de hacer.

Dónde dormir

La oferta hotelera en Aix-en-Provence no puede ser más variada. La ciudad dispone de un hotel para cada tipo de viajero, y es que no cuesta demasiado encontrar desde un alojamiento muy lujoso a un hostal más modesto pero equipado con todo lo necesario para garantizar la comodidad de cualquiera.

Transporte

Lo más normal para llegar hasta la ciudad de Aix-en-Provence es conducir desde la cercana Marsella. Los 40 km que separan ambos puntos pueden cubrirse en unos 45 minutos a través de la A7 y la A51. Los trenes TER también completan este trayecto y existen diversas empresas de autobuses que también lo sirven.

Otros datos de interés

Como zona mediterránea, la gastronomía en la ciudad de Aix-en-Provence es uno de sus puntos más atractivos, por lo que no hay que dejar escapar esta experiencia durante la estancia. En términos generales, la cocina local se define por el uso de hierbas aromáticas que crecen en la zona y por el influjo del Mediterráneo. Especialidades que hay que buscar en los comercios locales son el salchichón de jabalí o la sopa de pescado conocida como bouillabaise. Los helados artesanales también son muy aconsejables como postre o en cualquier momento.