Chambéry
Cualquiera de los numerosos hoteles de Chambéry se convierte en un punto de partida perfecto para descubrir esta ciudad, la capital histórica de Saboya. Esta ciudad fue italiana durante gran parte de su historia, hasta que a finales del siglo XIX se unió a Francia. La mezcla de culturas está presente tanto en las calles y la arquitectura como en las pinturas y el arte de sus museos. Se puede empezar la ruta visitando el Castillo Duques de Saboya y la plaza que tiene delante. Actualmente el castillo alberga oficinas municipales, con lo que solo se accede gracias a las visitas guiadas que se organizan periódicamente. Desde allí parte la Calle Basse-du-Château, la más antigua de Chambéry, estrecha y desde la que se puede acceder a la judería. Esta calle desemboca en la Place Saint-Léger, que en realidad es una calle peatonal, la más animada y concurrida de la ciudad. Vale la pena parar a cualquiera de sus bares, restaurantes o terrazas para tomar algo. Desde la Place Saint-Léger es fácil acceder a la Rue de Boigne y admirar los porticones de estilo de Turín que abundan en los edificios que la flanquean. La rue de Boigne une el Castillo de los Duques de Saboya con la estatua que se ha convertido en el símbolo de la ciudad: la Fontaine des Éléphants, una fuente-monumento del siglo XIX dedicada a Benoît de Boigne, benefactor de Chambéry que ganó su fortuna en la india. Por eso, en la base de la fuente hay las estatuas de elefantes que le dan nombre. La ciudad se recorre fácilmente andando, y si se elige un hotel en el centro de Chambéry, que puede ser de lujo o un modesto establecimiento de dos o tres estrellas, se podrán recorrer los puntos de interés más destacados en un agradable paseo.
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