​Isla de Skye

​Escocia es un auténtico paraíso natural que nos aguarda con un tesoro indiscutible: sus paisajes. El verde toma otro significado en esta parte de Reino Unido. Su tonalidad va variando según la latitud y es en la isla de Skye donde coge un nombre propio que se mezcla con el carácter abierto de los habitantes de este enclave marinero, en el que, sea la época del año que sea, siempre hay que tener preparado un buen jersey, unas botas de agua, calzado para caminar, antimosquitos contra los famosos midges, un chubasquero de calidad y un mapa para no perderse.

Una buena manera de conocer la isla es alquilando un coche, ya que así se puede parar en el punto que se quiera a fotografiar los diferentes parajes que se han formado con el paso de los siglos. A veces entre montañas, aparece un castillo aislado, obra del hombre, que confiere a la estampa un carácter especial. También llaman la atención sus casitas bajas de colores, que se descubren en diferentes puntos. No obstante, las más conocidas son las de la población de Portree, capital de la isla de Skye. Esta localidad puede ser una buena opción para alojarse en esta parte de Escocia, ya que cuenta con el mayor número de bed & breakfast de la isla, además de otros servicios como oficina de turismo, tiendas, cajeros y restaurantes. Si se va sin coche es más complicado moverse por la isla. No obstante, hay agencias que organizan excursiones de uno o dos días y que pueden ser una solución para conocer las Skye sin coche.

Si vais con un vehículo alquilado, coged un mapa en la mano o meted los datos en un GPS para disfrutar al máximo de la ruta que elijáis. Hay que dejar los relojes a un lado y comenzar una excursión que puede llevaros por lugares como la cascada de Eas a’ Bhradain o el paisaje de Old Man of Storr. Este último es una roca a la que se puede llegar a lo alto tras una caminata de una hora. Cuesta su esfuerzo, pero una vez sobre ella, las vistas de la isla son impagables. Tampoco hay que dejar de aparcar en las cascadas de Kilt Rock, o conducir lentamente por las curvas de The Quiraing, donde se debe bajar del coche y hacer alguna ruta sencilla de senderismo. Igualmente mágica es la zona de The Fairy Pools, las piscinas de las hadas, cuyo verde esconde pequeñas cascadas en la cordillera de Cuillin. Es un lugar de gran belleza, aunque, dependiendo de la época del año, tiene más afluencia que otros puntos de la isla.

Para ver un castillo de leyenda, os podéis acercar hasta el Castillo de Dunvegan, rodeado de un bosque y con un lago para provocar que la imagen sea todavía más de cuento. Dicen en Skye que el clan de los MacLeod recibió la ayuda de las hadas para vencer sobre los otros clanes rivales de la isla. Acercaros y conoced mejor la historia. Por último, no dejéis de parar en las tabernas típicas de la isla para probar la gastronomía local y para tomaros una buena cerveza cuando acabe el día.