Bora Bora
Muchos apodan a Bora Bora como la “perla del Pacífico” y no van desencaminados. Este destino, elegido principalmente por parejas que quieren disfrutar de unos días románticos, pertenece a la Polinesia Francesa. Se trata de una isla tipo atolón con una zona central montañosa rodeada de un arrecife de coral que lo protege del mar, creando una laguna tranquila. A ello se suman diferentes islotes, muchos de ellos base de complejos hoteleros. Bora Bora pertenece a las Islas de Sotavento y está aproximadamente a unos 230 kilómetros de Tahití.
Para llegar lo más normal es hacerlo vía aérea, ya que a pesar de que el territorio de Bora Bora es pequeño- todo el emplazamiento no supera los 39 kilómetros cuadrados- cuenta con un aeropuerto con conexiones con Tahití, isla a la que se llega aproximadamente en 50 minutos. Además se puede llegar en ferry. Muchas de estas embarcaciones son fletadas por los propios resorts turísticos. Así que al reservar hotel en Polinesia, debéis fijaros si vuestro alojamiento cuenta con este servicio entre su lista de atenciones a los huéspedes.
En Bora Bora os aguardan las típicas construcciones sobre el mar. Muchos de los hoteles disponen de este tipo de habitaciones en cabañas de madera que se encuentran directamente enclavadas en las aguas. Por la bella imagen que se crea, son muchas las parejas que escogen Bora Bora para pasar la Luna de Miel. Además, los servicios de la isla con restaurantes de lujo a pie de playa y grandes arenales de ensueño ayudan a que la experiencia sea perfecta para parejas.
En la isla, aparte de cuidar el cuerpo, se pueden hacer varias actividades para aquellos que no puedan estar quietos. Una de ellas es recorrer la carretera llana de la isla, un camino que la rodea y cuenta con una distancia de 32 kilómetros. Se puede realizar en bicicleta o coche, dependiendo de vuestro estado de forma y de las ganas que tengáis de hacer ejercicio. Merece la pena hacerlo con calma para ir deteniéndose en los distintos parajes que se van encontrando en el camino. Al sur, por ejemplo, esperan las playas más paradisíacas, mientras que la zona norte, más tranquila, también tiene su encanto con lugares más solitarios. Igualmente hay que acercarse al monte Otemanu, y adentrarse en el interior para descubrir restos de la II Guerra Mundial que llegó a este rincón del planeta. Asimismo, en la parte interior se descubren templos polinesios con sus característicos petroglifos de tortugas, animal considerado sagrado en la isla.
No obstante, lo más conocido y llamativo de Bora Bora es la laguna de aguas transparentes que rodea de la isla. Protegida por una barrera de coral, es una zona calmada que cada día y casi en cada tramo sorprende con una tonalidad de azul diferente. Para recorrerla se puede alquilar un kayak, montar en una lancha o simplemente coger un equipo de snorkel y dedicarse a bucear para conocer los secretos de los fondos marinos llenos de peces de colores. Otra opción es subirse a un motu, de los que rodean la laguna a mirar el horizonte bajo la sombra de las palmeras.
De recuerdo, aparte de las miles de fotos que podemos tomar para nuestras redes sociales, podemos darnos el capricho de llevarnos una perla negra de la perla del Pacífico.
Qué ver o hacer en Bora Bora y alrededores
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