Información
El spa, los exteriores, las habitaciones, la amabilidad del personal, la cocina y la ubicación. Todo en el Hotel Tritone Terme es de destacar, convirtiendo el alojamiento en un sitio ideal para descansar y disfrutar.
Es la familia Poli la que está al mando del lugar y eso se nota, del que se encarga personalmente la cabeza de familia. El Hotel Tritone Terme se levanta en un parque privado y las zonas verdes y el jardín que rodean el edificio son su carta de presentación: espacios en los que los huéspedes se relajan bajo el sol, rodeados de pinos, magnolios, buganvillas y olivos. Entre ellos se esconden tres piscinas termales, donde disfrutar de largos baños reparadores en las camas de hidromasaje, en las cortinas de agua para masajes cervicales, en los jacuzzis, etcétera.
El interior del Hotel Tritone recibe con una profusa decoración clásica que no está reñida con la calidez y la elegancia, así como las más modernas instalaciones. A estos criterios estéticos y prácticos responden las habitaciones. Amplias –desde los 45 m2 de la estándar hasta los 88 m2 de la suite presidencial– y cuidadosamente amuebladas, todas cuentan con balcón, televisión LCD, conexión a internet, minibar y climatización. En las de mayor categoría los huéspedes dispondrán de grandes camas y jacuzzi en el baño.
El servicio de restauración del Hotel Tritone Terme merece mención aparte pues la familia Poli ha querido rodearse de profesionales expertos que elaboran un carta en la que la calidad de los ingredientes es la auténtica estrella. A partir de aquí, los sabores y aromas de la gastronomía tradicional italiana, especialmente la veneciana, se apoderan del restaurante. La pastelería y la carta de vinos tienen un tratamiento especial en el alojamiento, haciendo las delicias de los mas golosos y de los amantes del vino.
La diversión y la relajación de sus huéspedes son la prioridad del Hotel Tritone Terme, y cada espacio del alojamiento está creado con ese objetivo. Por eso no podemos dejar de hacer mención a su servicio de bar y cafetería, salones de juegos, termas romanas, sala de lectura, música en vivo, baile, fiestas de verano, clases de cocina-pastelería… Y si aún queda tiempo, no hay que perder la oportunidad de descubrir algunas de la ciudades del arte italianas: Venecia, Padua o Verona están cerca del alojamiento.