Parque Nacional del Teide

El Parque Nacional del Teide, en la isla canaria de Tenerife, esconde el volcán de El Teide, que es el pico más alto de las Islas Canarias, de España, y de cualquier tierra emergida en el Océano Atlántico. Todo ello gracias a sus 3.789 metros de altitud.

Pero este Parque es mucho más, y por ello, en 2007, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; además de ser considerado uno de los doce tesoros de España.

¿Alguien ha visto amanecer el día desde Roque Los Muchachos, en Isla de La Palma con vistas al Teide, en Tenerife? Emergiendo el cono del volcán sobre el mar de nubes, es espectacular. Casi tanto como contemplado el volcán desde su base misma, en su efigie de cráteres y vistosas caladas, su cono de piedra volcánica florecido de exclusivas planeas en primavera; su cima bañada de nieve en invierno.

El paisaje geológico es espectacular, pero el botánico no se queda atrás, con un altísimo porcentaje de su población vegetal catalogada de endémica esto es, que imposible de encontrar fuera de este parque nacional. Y es que este espacio es protegido, entre otras muchas razones, por contar con cincuenta y ocho vegetales endémicos; entre ellos, tres en estado de extinción (por ejemplo, el rosal del Guanche no pasa de cincuenta ejemplares).

Y casi lo mismo podría decirse de otras especies como el la violeta del Teide, la jara de las Cañadas, el rosalito de la Cumbre y el trajinaste rojo, símbolo del parque. O de especies animales como las mariposas vanesa canaria o los pajarillos picapinos, herrillo y el reyezuelo. Hay que estar muy atento, con los ojos muy abiertos mientras se pasea por el parque, puesto que uno podría encontrarse con un lagarto tizón o el pinzón del Teide. Animales estos muy sensibles a cualquier cambio introducido en sus habitats –en este caso, los mayores peligros son el conejo común y el muflón de Córcega-, su supervivencia como especies depende, casi exclusivamente, de nuestro comportamiento como humanos… y no como animales –en el peor sentido del término-.

Sería más que recomendable seguir las indicaciones expuestas en los carteles colocados en diversos lugares del parque, como por ejemplo no salirse de los senderos o guardar silencio en zonas de anidamiento de aves.

El terreno agreste y el clima variado (aunque no se crea, en algunos puntos del parque, la media anual de heladas es de cien días; las temperaturas pueden oscilar, a lo largo de toda la jornada y depende en que zonas, entre los +34º y -16º C; y los vientos en la cumbre pueden llegar a los 200 km por hora), lo mejor será llevar un calzado y una ropa cómoda y adaptada a la zona del parque que se vaya a visitar, aunque lo normal será un zapato cómodo y ropa para días calurosos, con alguna prenda en la mochila de abrigo.

Para llegar casi a la cima del Teide habrá que tomar el teleférico de la Rambleta. En caso de querer llegar hasta la cumbre, habrá que caminar doscientos metros más, para lo cual se necesitará un permiso. Luego, el descenso es una verdadera maravilla, con panorámicas sobre los Roques de García y el llano de Ucanca, zona en la que las erupciones y, más tarde la erosión, esculpieron un paisaje lunar y rocas cuyas formas parecen imposibles.