Parque Natural de Montanya de Montserrat
El monasterio de Montserrat es conocido por el virtuosismo de sus voces blancas… pero mucho menos –fuera de Cataluña- por el hermoso paraje natural circundante. Nada menos que 7.689 hectáreas de abrupta belleza natural a las que, en poco tiempo se puede acceder desde Barcelona (la distancia es de 50 kilómetros). En la capacidad de elección de cada cual está ir hasta allí en coche, autobús o en tren, puesto que hay conexión ferroviaria directa desde la misma Barcelona, en concreto, desde de la estación que ferrocarriles de la Generalitat tiene en plaza Espanya. En realidad, da un poco lo mismo cómo se llegue, aunque hacerlo en tren, implica regalarse un placentero y bonito viaje a través de los paisajes barceloneses. Lo importante es no quedarse sin conocer un hábitat natural único en el que se combinan macizos de roca caliza y densos bosques mediterráneos, extensos encinares y prietos sotobosques. Una excursión perfecta para oxigenarse. ¿Qué se es un amante de la naturaleza? Es el lugar perfecto. ¿Qué se prefiere el movimiento y la búsqueda de la adrenalina? Los aficionados a la btt, la espeleología o la escalada no saldrán defraudados en absoluto. Quien haya visto una fotografía aérea del parque de Montserrat, pensará que es éste un paraje yermo, salpicado de moles de granito (ya el nombre de Montserrat -Monte Serrado, en castellano) alude a la forma que tiene el macizo y que recuerda los dientes de una sierra. Cuando, a pie de tierra, se comienza a caminar por los senderos que surcan los frondosos encinares, la percepción cambia de inmediato. Y es que, como base de todo el hábitat aquí existente, en el parque habita un peculiar microclima que permite la existencia de múltiples endemismos vegetales que, según las zonas del parque, pueden corresponder a ecosistemas de umbría o de solana; de altitud alta o media. Luego, lo que vale para las plantas, vale para los animales. Y es que, aunque los reyes del lugar son jabalíes, ardillas, jinetas y, sobretodo, las reintroducidas cabras salvajes (Capra pyrenaica), una enumeración de la riqueza faunística del parque nunca podría dejar fuera especies como tordos, palomas torcaces, dragones comunes, lagartos, garduñas… Para descubrir este pequeño paraíso, y, suponiendo haya elegido el viajero el tren para acercarse hasta aquí, bien puede seguirse el camino que sale desde la conocida como Escalera de los Pobres, junto al monasterio –un aviso: la escalinata tiene mil peldaños-. Desde allí, el paseo continúa hasta Pla dels Ocells, donde la vegetación, de súbito, se vuelve más densa. Así, caminando, caminando, y agradeciendo el envolvente follaje, sobretodo en días de muchos calor, el camino prosigue hasta la ermita de Sant Jeroni… que queda atrás en pos de la cima de Sant Jeroni. Ya sólo quedan algunos minutos para llegar. Allí arriba espera, tras superar otro empinado tramo de escaleras (el esfuerzo merecerá la pena, como ya se verá) un estratégico mirador que, a pies del viajero, dejará la amplitud del parque. El regreso se hace, parcialmente, por el mismo camino empleado para subir, sólo que, al encontrar la señal que indica el camino a la estación del funicular de Sant Joan, habrá que tomarlo para regresar al monasterio. No hay centro de interpretación, aunque sí cuenta el parque con un aula de la naturaleza de libre acceso en Sant Joan. No obstante, se puede obtener información de itinerarios en la oficina de Turismo de Montserrat, en el mismo monasterio.
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