Reserva de la biosfera del Montseny

Se lo reparten las provincias de Barcelona y Girona. Este espacio natural, en el que la diversidad biológica está presente como en pocos y situada a escasos kilómetros de la costa, es toda una paleta de ambientes en la que el ambiente mediterráneo combina, sin estridencias, con la media montaña lluviosa, el hábitat subalpino o las estampas centroeuropeas. De la combinación de todo, ello la mirada del viajero capta una variada estampa vegetal a la que no le falta casi de nada: encinares, alcornocales, pinares, robledales, hayedos, matorrales, prados… todo ello coloreando un relieve abrupto surcado de torrentes y erizado de riscos. Evidentemente, en tan variado abanico vegetal, no podían por menos que vivir especies animales a las que, difícilmente, podrán hallarse juntas en un lugar que no sea éste. Y es que las montañas, bosques, ríos y cielos del Montseny son, además de una hermosa fotografía, espacio habitados por jabalís, zorros, jinetas, lirones careto, azores, petirrojos… además de varias especies de anfibios, reptiles y peces. Una buena forma de conocer el territorio es caminar por el sendero que sube por la falda del Matagalls, montaña, por otra parte, muy apreciada por los montañeros. Pero no hay que preocuparse. La senda aquí propuesta sube por la cara sur, suave y ondulada, quedando la norte, más escarpada, para los montañeros. El punto de partida se encuentra junto al monasterio de Sant Marçal del Montseny, En el camino, además de atravesar algunos de los hábitats arriba nombrados, empezando por el hayedo de Matagalls, en la primera parte de la ruta, se puede tener hasta la posibilidad de cruzarse con algunos de los animalitos del bosque que por aquí tienen morada. Mientras se sigue la senda, perfectamente señalizada por formar parte del sendero de gran recorrido GR 5.2, el caminante siente como la fuerte pendiente del principio se va suavizando hasta llegar a Coll Pregon, un gran llano cubierto de hierba en medio de la espesura del bosque y uno de los lugares más hermosos del Montseny. Hay un pequeño monolito dedicado a Pau Casals en medio del prado. En un momento dado, el bosque de hayas queda atrás, restando ya sólo alcanzar la cresta del Matagalls, situada ya, todo el tiempo, frente a la mirada del caminante... y regresar por el mismo camino. En total, son 8 kilómetros que llevarán unas tres horas de caminar.