Parque Natural Los Alcornocales

Muchas veces un parque natural está geográficamente determinado por un valle, un macizo montañoso, un cañón o cualquier otro accidente físico o geográfico. No es éste el caso del Parque Natural de los Alcornocales, en la provincia de Cádiz, en el término municipal de Alcalá de los Gazules, vecino de la Sierra de Grazalema. No es éste el caso de este paraje protegido. En realidad, es éste parque la suma de varias masas boscosas pobladas por alcornoques, ese árbol arcaico y rugoso del que los lugareños han sabido aprovecharse como forma de vida. Montes, cerros, valles y angostos barrancos. Por todas partes crecen alcornoques, todo lo cubre este árbol. Tanto territorio cubre el alcornoque que da para formar el alcornocal más grande de Europa y el segundo del mundo, tras uno que crece en las cercanías de Rabat (Marruecos). Cuando uno atraviesa este parque, no puede evitar disfrutar de un paisaje que combina la inmensidad de los bosques con la presencia del lejano (o no tanto) mar Mediterráneo, visible, desde algunas lomas y colinas, allá al sur del horizonte. Claro que, en cierta forma, también podría decirse que el mar de alcornoques que se extiende ante la mirada, en los cuatro puntos cardinales, es como la prolongación de la mar marina….de la mar mediterránea. De tanto en tanto, sobre todo en las vaguadas y barrancos más angostos –y húmedos, algo esencial- el robledal deja espacio a la laurisilva, especie exótica y selvática, su verdor es tan intenso que parece una incrustación artificial. Claro, que el alcornoque es árbol generoso. Crece dejando espacio entre sus troncos, por lo que, además de la laurisilva, también ofrece espacio para que arraiguen en el lugar sus buenas extensiones de acebuches, quejigos… y hasta rebollos. Todo el parque está cruzado de números senderos balizados y, en la mayoría de los casos, de fácil ejecución. Sin embargo, entre todos ellos, hay uno especialmente recomendable. Arranca desde Alcalá de los Gazules, lleva unos 45 minutos caminarlo y es trazado singular. Permite conocer la llamada Garganta del Puerto Oscuro, con comienzo y fin en el área recreativa El Picacho. Uno de sus atractivos es que transcurre, en su totalidad, bajo la sombra del alcornocal, aunque también son abundantes los acebuches, gamones, brezos... Lo dicho, una gozada.