​P. Regional Salinas y Arenales de San Pedro

En el mayor lago de agua de toda Europa, La Manga del Mar Menor, se ha conservado, en toda la amplitud del término, un espacio natural cómo las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar. Zona mixta de humedal y arenal situada al norte de La Manga, esta zona protegida queda repartida entre los municipios de San Pedro de Pinatar y San Javier. Quien guste de la observación de aves, encontrará aquí ocasión de hartarse: avoceta, cigüeñuela, chorlitejo patinegro, charrancito, pagaza piconegra, zarapitos, agujas, archibebes, garzas, tarro blanco, cormoranes, alcarabanes, combatientes, somormujos, zampullines, martinete patirrojo, ánades, gaviotas, flamencos… toda una selección de aves acuáticas que, en el descanso de sus vuelos entre Europa y África, viven en la longitud de ocho kilómetros de parque que se extienden en paralelo al mar Mediterráneo… a su vez divididos en tres playas de nombres Salinas, Barraca Quemada y Punta de Algas. Ah, y fuera del parque queda la playa de La Mota, a la que merece la pena acercarse. ¿Por qué? Pues aquí podrá practicar el viajero la vieja tradición de los baños de lodo que él mismo habrá de sacar del fondo de la charca. Los barros son de un color oscuro y consistencia cremosa que, una vez frotados por todo el cuerpo, habrá que dejar secar al sol. Luego, una vez seco el lodo, toca bañarse en el agua salada para completar el proceso. Se lo aplican las personas que sufren dolores crónicos, así como diversas enfermedades cutáneas: las que padecen de soriasis tienen un gran alivio si siguen un tratamiento continuo de quince días. Dentro del parque hay varias rutas senderistas balizadas, aunque, si lo que se quiere es llevarse a casa una visión general del parque, quizás sería recomendable inclinarse por dos de las opciones. En el primer caso, habrá que buscar el aparcamiento que hay en la carretera que va de San Pedro del Pinatar al puerto (está indicado y hay un centro de interpretación). Desde allí el caminante no tendrá más que seguir el camino balizado que bordea una laguna recuperada y una reserva de fauna hasta la playa. Avanzando por ella, en dirección norte, la senda entra una zona de dunas, pasa por la torre mirador y, tras bordear el pinar, llega de nuevo a la carretera y el aparcamiento. ¿Hemos dicho dos opciones? Pues la segunda permite visitar la zona sur de las salinas y las encañizadas del Mar Menor. Parte desde el molino de la Calcetera, al que se puede llegar caminando por una pista de tierra que parte del Molino de Quintín y aprovecha la mota de tierra que separa las salinas de la laguna. Desde dicho molino, una senda bordea las salinas y llega hasta la Playa de Punta de Algas, en La Llana. En cualquiera de los dos casos son dos horas de camino, así que mejor no olvidarse de llevar agua y protección contra el sol. Quien no lo haga, se arrepentirá.