Gammarth

Muy cerca de la capital de Túnez, la localidad turística de Gammarth representa un enclave costero con menos afluencia que otras partes de Túnez, pero cuyas buenas condiciones climáticas y hoteles de cuatro y cinco estrellas hacen que no tenga nada que envidiar a lugares como Port el Kantaoui, Hammamet o Sousse. Gammarth, que fue en sus orígenes un pueblo marinero, viró hacia un resort turístico de calidad en los años 60 para convertirse a día de hoy en un enclave lleno de vida y buenas playas. Destacan sus acantilados que le dan un aire único.

Además de su cercanía a la ciudad de Túnez, esta zona es ideal para disfrutar de las playas del norte de África. Muchos hoteles disponen de salida directa al mar y cuentan con servicios en la propia arena de tumbonas, toallas e incluso de bar. En las playas, los bañistas no se aburrirán porque podrán apuntarse a alguna de las actividades que ofrecen las empresas locales de turismo activo. Es una área considerada de lujo dentro de Túnez, y muchas clases adineradas del país disfrutan de una segunda residencia en esta zona de Túnez, en urbanizaciones de primera calidad. No faltan tampoco en Gammarth los restaurantes de comida tanto árabe como internacional, con ofertas gastronómicas para paladares diversos.

Muy cerca se encuentra la localidad de La Marsa, un lugar donde los viajeros podrán disfrutar de un gran número de tiendas, comercios y lugares de ocio. Se puede llegar caminando en unos 15 minutos, aunque otra buena opción es coger un taxi, que por poco dinero, nos llevará más rápidamente hasta la zona comercial de La Marsa. Allí también se pueden encontrar kilómetros de arenales donde pasar un día de playa completo. Igualmente hay aquí residencias de embajadores y delegaciones de universidades por lo que el ambiente que se respira es internacional.

Gammarth también es un buen punto de partida para conocer los alrededores. Un punto de gran interés que no está muy lejos y al que se llega en pocos minutos en taxi o en coche es al hermoso pueblo de Sidi Bou Said, una atalaya de casas blancas y puertas de colores que crean un contraste de gran belleza con el mar. Uno no se puede ir de Túnez sin haber visitado este pueblo costero y tampoco sin haber tomado más de una fotografía que muestre cómo el mar y la arquitectura se funden en la pantalla. Para lograr una buena vista, uno puede subir hasta el Café Sidi Chabaâne para observar tanto la grandeza de la bahía de Túnez como la doble cima del Djebel Boukornine.

Otra excursión recomendable es la que lleva hasta el sitio histórico de Cartago, cuya historia sentiremos nada más poner un pie en ella. Para descubrir su pasado nada mejor que pasear por las Termas de Antonino, acercarnos al Museo Nacional de Cartago, visitar los puertos púnicos o incluso ver la Catedral de San Luis de Cartago. Cartago es la excursión ideal para los amantes de la historia, que se emocionarán con la cantidad de vestigios que podrán encontrar de época púnica y romana.