Houmt Souk

La isla de Djerba es uno de los lugares favoritos de los viajeros que se desplazan hasta Túnez. Localizada al sur del país, en el golfo de Gabés, es un enclave en el que el Mediterráneo comparte protagonismo con la arquitectura de casa casas y puntos de interés. Es una isla sin apenas relieve, el punto más alto son 50 metros sobre el nivel del mar, y en donde el clima permite que más de 300 días al año el sol luzca en lo alto. En ella se encuentra Houmt Souk, la capital, una ciudad que debemos visitar si elegimos nuestro hotel en la isla de Djerba.

La isla es conocida como la “isla de las 100 mezquitas” y no es de extrañar ya que en su territorio sobresalen los minaretes. Sin embargo, lo más atractivo de esta zona son sus playas de aguas turquesas y grandes arenales en las que apetece bañarse durante todas las épocas del año. Houmt Souk es la capital y pone el punto “urbano” con sus casas encaladas que crean un laberíntico centro que recorrer, aromatizado durante gran parte del año por el olor de las buganvillas, que también lo dotan de un color especial y, sobre todo, muy fotogénico.

Allí nos aguarda la Medina con sus zocos. Cualquiera quedará encandilado por las tiendas y los tenderos quienes nos intentarán convencer para que nos llevemos las cerámicas y demás objetos que cuelgan a la entrada de sus comercios. Habrá que afilar la lengua y el ingenio para llevárnoslos al mejor precio. El zoco más llamativo es de los joyeros por sus puestos en los que podéis encontrar auténticas joyas que os recordarán vuestro viaje a Túnez. Junto a las zocos, existían unos lugares llamados fondouks, que en el pasado servían de almacén y de albergue para que comerciantes nómadas pasaran la noche. A día de hoy, muchos se han reconvertido en hoteles que merecen mucho la pena, adaptados a las necesidades de los clientes modernos. Es un buen lugar para alojarse en Houmt Souk. En la isla hay numerosos tipos de alojamiento que van desde complejos hoteleros de cinco estrellas a pie de playa, a hoteles en la ciudad, pasando por hoteles de calidad en zonas más tranquilas.

Paseando por el centro también iremos conociendo otros lugares. No hay que dejar de visitar la Mezquita de los Turcos, donde destaca su minarete de estilo otomano, así como la Mezquita de los Extranjeros. Otros punto de interés son el Borj el Kébir, localizado en el puerto desde el siglo XV. Allí además del edificio, aguardan unas hermosas vistas de la ciudad y del mar, que son dignas de ser disfrutadas. Hay que pagar entrada y tiene un horario determinado, así que antes de ir, lo mejor es informarse en la recepción del hotel sobre las horas de visita. Al ser una ciudad isleña no falta la zona del puerto, donde poder tomar algo, disfrutando del ambiente marinero.

También uno puede moverse por la isla para conocer todos sus rincones. Para ello se puede alquilar un coche o viajar en taxi. Así se conocerá no solo las hermosas playas de Sidi Bakour, sino que también se descubrirá su patrimonio con lugares como la sinagoga de La Ghriba, en Er Riadh o Mezquita Jemaä Fadhloun, en Aghir. Asimismo, no hay que abandonar la isla sin haber visitado Guellala, por sus cerámicas, y Ajim, enclave se rodaron algunas escenas de La Guerra de Las Galaxias. Todavía hay escenarios.