Tatouine, una joya en la puerta del desierto

Esta pequeña población, de apenas 30.000 habitantes y enclavada en la misma puerta del desierto, al sudeste de Túnez, viene que ni al pelo para recorrer los puertos fortificados que quedan, aún, más al sur, los que llaman ksar: Ksar Uled Soltan; Uled Debab; la antigua ciudad de Duirat, con sus viviendas trogloditas… Sí, definitivamente, merece la pena adentrarse hacia el sur, pero después de haber visitado, y conocido, el encanto que espera en Tataouine, una tranquila población que, nada más llegar, destaca por un peculiar mercadillo al aire libre en el que los paisanos venden alimentos, especias variadas, tejidos, aguas florales, henna, joyas, canastas de mimbre…

La verdad es que, en los días de mercado, lunes y jueves, la población cobra un ambiente muy especial, una viveza que, seguramente, no se espera encontrar en latitudes que quedan bajo el tórrido sol. Y es que, en esas jornadas, los bereberes, los habitantes del desierto, se acercan a la población para comprar y vender en ese modo de comerciar que han aprendido de sus padres… como estos, en su día, los aprendieron de los suyos.

Ah… si se tiene la suerte de ser viajero que puede elegir cuando utilizar sus vacaciones, a finales de abril se tiene una oportunidad inmejorable de conocer el ambiente de las legendarias caravanas del desierto en toda su dimensión. Y es que es entonces cuando, siguiendo el calendario lunar, a las afueras de Tataouine, se reúnen tribus nómadas varias -ouerghammas, mezariques, rebaiyas, ghomrassen, touazines, haouaïas, oudernas,…- provenientes del sur del Sahara para, todas juntas, revivir las antiguas tradiciones de los hombres y mujeres del desierto.