Túnez
Nombre de país y nombre de ciudad. La capital de este estado del norte de África ha heredado el nombre de la nación y se levanta cada mañana al ritmo que imponen sus habitantes para disfrutar de un día lleno de actividad en sus zocos, avenidas, mezquitas y parques. Túnez es una ciudad para perderse. Una ciudad que hunde sus raíces en Cartago y en la cultura púnica, una ciudad árabe, donde modernidad y tradición luchan para hacerse hueco.
Los hoteles de Túnez son de alta calidad. Ofrecen unas instalaciones modernas y seguras, en las que los viajeros podrán descansar en su viaje por este estado árabe. La parte más conocida de la ciudad es la Medina, considerada por muchos viajeros como una de las más bonitas de todo el Magreb y declarada desde 1979 por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Hay que perderse en ella para pisar calles como Jamaa ez Zitouna, en la que las tiendas de artesanía y las tiendas de antigüedades asaltan a los paseantes. Allí también se levanta la Gran Mezquita (Mezquita Jamaa ez Zitouna), el complejo religioso más grande de Túnez, en el que la arquitectura os sorprenderá. Se fundó en el 732 y desde entonces es el corazón de la Medina. A su alrededor un enmarañado de calles nos conducen hacia el Túnez más auténtico y real, al de los zocos de perfumistas, ceramistas y comerciantes, donde el regateo es un arte que nos puede sacar de más de un apuro. La Gran Mezquita no es la única mezquita que merece una visita en la ciudad de Túnez, sino que no hay que perderse otras como la mezquita de Kasbah (siglo XIII) con su minarete, la mezquita Sidi Youssef (siglo XVII) o la mezquita Hammouda Pacha (siglo XVII), entre otras muchas.
En la Medina también hay que pasear para ir descubriendo las “Dar”, es decir, diferentes casas residenciales de grandes fortunas. Muchas se localizan en la Medina, lejos de los zocos, como es el caso de la Dar Othman, de finales del siglo XVI; la Dar Ben Abdallah, convertida en un museo que recrea la vida de la burguesía tunecina del siglo XIX y la Dar Hussein.
Más moderna es la parte de la avenida Bourguiba, rodeada de palmeras, en la que se localiza el Teatro Municipal. Una avenida llena de tiendas que recuerda a los tiempos de colonialismo francés. De hecho, muchos llaman a esta calle los Campos Elíseos tunecinos. Las casas de la zona presentan un estilo colonial del siglo XX, muy diferente al estilo de los edificios de la zona de la Medina. Más alejado del centro está el parque del Belvédère, que también merece una visita.
Además un indispensable es el Museo del Bardo, un contenedor de cultura en el que se encuentran vestigios de la historia de Túnez desde sus inicios. Destaca sobre todo su vasta colección de mosaicos romanos, entre los que sobresale Virgilio escucha a Clío y Melpómene, uno de los pocos mosaicos en los que se representa a Virgilio en la historia de Roma. En el museo también hay piezas púnicas, cristianas e islámicas.
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