Pero este edificio no tiene sólo interés para amantes del arte y/o la Historia. Los niños gozarán recorriendo estancias por las que, a poco que se tenga imaginación, no será difícil fantasear con la vida que, en aquel edificio, se vivió hace siglos. Y es que, dividida la fortaleza en dos mitades, el paso del tiempo ha respetado el aspecto original de caballerizas, almacenes, armería, dependencias domésticas….
Pero lo más divertido es que todas las salas están tematizadas. Por todas partes hay maniquís vestidos de cortesanos, arqueros, cocineros, nobles…la visita dura 1 hora y entregan un plano a la entrada para autoguiarse, sin problemas, por salas y pasillos. Ah!... y en verano se organizan conciertos.
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