En la provincia de Málaga se localiza Nerja, un enclave que a muchos sonará ya que fue plató de la mítica serie Verano Azul. Aunque, sin duda, lo más conocido de esta localidad andaluza es la Cueva de Nerja, un tesoro arqueológico, en el que se pueden localizar las pinturas rupestres más antiguas de la historia del hombre a la vez que se descubre la riqueza geológica del lugar. A ello hay que añadir su situación, en plena Costa del Sol, lo que hace de este municipio un destino muy apreciado para aquellos viajeros que quieren combinar cultura y sol en un solo desplazamiento. Su clima suave, sus buenos precios y su gastronomía hacen el resto.

Empecemos poniéndonos el bañador para acercarnos a alguna de las playas que ocupan sus 13 kilómetros de costa. Son variadas y para todos los gustos. La más famosa, por su cercanía al casco histórico y por su buena disposición, es la playa de Burriana. Está galardonada con Bandera Azul y desde 2004 con la Q de Calidad Turística. Además de aguas tranquilas ofrece la posibilidad de practicar deportes acuáticos adaptables a las ganas de aventura de cada bañista. Igualmente hay que señalar que, si se camina por su paseo marítimo, uno encontrará una estatua de Antonio Mercero, director de Verano Azul, quien escogió Nerja para rodar.

Otra playa conocida, por haber salido en varios episodios de la mítica serie, es la playa de Calahonda, que además goza de una ubicación privilegiada bajo el Balcón de Europa, un mirador del que luego os hablaremos. En la playa, de 120 metros de largo por 20 de ancho, compartiremos espacio en su arena de grano medio y color oscuro con cobertizos de color blanco y barcas pesqueras. Para entrar pasad por debajo del curioso boquete de Calahonda. Para ver el barco de Chanquete, un lugar común para toda una generación de españoles, hay que acercarse hasta el parque Verano Azul, donde descansa una réplica de “La dorada”.

Siguiendo con las playas nos desplazaremos a otra popular con un alto nivel de concentración de toallas y sombrillas: la playa de Carabeo. Con sus escasos 120 metros de largo atrae a un gran número de personas por su belleza y servicios. También conocida es la playa El Playazo, la más larga de toda la costa de Nerja, con dos kilómetros donde colocarse. Es la favorita de familias que la escogen para pasar un día junto al mar. No hay que extrañarse de la cantidad de sombrillas y otros inventos más ingeniosos que se colocan sobre su arena para dar sombra a los bañistas. Aquí también embarcan los barcos de Nerja. Se accede fácilmente en coche y hay aparcamiento público en las proximidades. Si buscamos una playa con Bandera Azul, nuestro destino es la playa de la Torrecilla, un arenal de 300 metros lleno de comodidades y accesos. Con barquitas y con un aroma auténtico está la playa del Salón, en la que los bañadores de colores conviven con el blanco de las casas de los alrededores.

Más alejadas del casco urbano y con un ambiente más tranquilo se pueden encontrar pequeñas calas con encanto como la playa Chica, playa de Maro o playa el Cañuelo, a las que es más complicado llegar, pero cuyo ambiente merece la pena. En la última, la playa el Cañuelo, en verano se corta el acceso de tráfico rodado privado por lo que hay que usar un servicio de minibus para alcanzar su orilla. No tiene arena, sino grava y es una playa seminudista.

Rincones imprescindibles de Nerja

Aparte de sus playas por las que ya hemos paseado, esta localidad está llena de espacios y lugares que ver. El más conocido por su importancia es la Cueva de Nerja, ubicada cerca de Maro. Solo se puede visitar una parte de toda su extensión que en total supera los 5 kilómetros de galerías. Su interés no radica solo en su riqueza geológica, sino que alberga las que podrían ser consideradas como las primeras pinturas de la humanidad. Se trata de unas pinturas que representan focas y que según los estudios tendrían alrededor de 42.000 años de antigüedad. Para acceder hay que acercarse a las faldas de la Sierra de Almijara. El paisaje que lo rodea mezcla el azul del Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo con el blanco de las montañas calizas del Parque Natural de las Sierras Tejeda-Almijara-Alhama. Hay visitas especiales. Nuestro consejo es que reservéis la entrada con tiempo y elijáis qué tipo de visitar a la Cueva de Nerja queréis hacer.

Otro lugar a visitar en Nerja es el mirador del Balcón de Europa, una salida sobre el mar que fue bautizada por el monarca Alfonso XIII, quien visitó el espacio en 1885 para ver los efectos de un terremoto que sufrió la zona. Su nombre vendría a significar que ahí se acaba Europa. Desde el mismo, merece la pena asomarse hacia el mar y pararse un tiempo para ver el ambiente de la zona. No faltan los artistas callejeros que ponen música, voz o color al balcón. Está localizado en el centro de Nerja por lo que es muy sencillo llegar a hasta él y, además, está rodeado de bares donde sentarse a tomar algo.

Llamativo sin duda es el Acueducto del Águila, una construcción del siglo XIX que se levantó para llevar el agua a los molinos desde la Fábrica de Azúcar de San Joaquín en Maro. Su altura y dimensiones son dignos de acercarse a verlos, puesto que cuenta con 4 pisos de alto y con más de 28 metros de ancho. Cerca está la pedanía de Maro, un pueblo con mucho encanto, que hay que recorrer para descubrir todo lo que esconde entre sus calles de casas blancas y sus playas. Y hablando de casas blancas, una excursión al cercano pueblo de Filigrana, en la Sierra de Almijara, gustará a todo viajero. Su trazado y sus estrechas calles empinadas crean un lugar con magia.

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